14 juillet: noblesse oblige
Alvaro Cuadra Rojas
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Se ha dicho que si España es la Madre Patria de nuestro continente Indo-Afro-Hispanoamericano, no es menos cierto que Francia ha sido una suerte de Tía Abuela.
Como se sabe, París constituyó la Ville Lumière, verdadera capital de la prehistoria moderna y modelo obligado de las incipientes burguesías latinoamericanas. La segunda mitad del siglo XIX testimonia la proximidad de la cultura francesa en nuestra arquitectura, en nuestras letras, en las ideas e instituciones republicanas, en fin, en el imaginario histórico y social que constituyó nuestros países.
Las grandes ideas de la cultura burguesa gala encontraron tierra fértil entre nosotros.Nociones tan centrales como la idea misma del bourgeois, en el orden tecno-económico, o el citoyen como sujeto político, e incluso la concepción misma de individuo (moi). La cultura francesa fue el original que ha sido traducido como modernidad oligárquica en tierras americanas. Una cultura y una institucionalidad que se encuentra mixturada todavía como impronta de nuestras culturas y de nuestras instituciones.
En el presente, Francia y su lengua aparece más bien como una referencia nostálgica o un esnobismo, algo que circula entre intelectuales, cine arte, nombre de perfumes, acaso como exótico nombre de algún motel o cabaret.
América Latina, hoy, está inmersa en la zona dólar y habla spanglish. Las nuevas burguesías de nuestro continente ya no peregrinan a París ni se educan en la Sorbona.
En la actualidad viajan a Chicago la ciudad de Al Capone y se convierten en fríos businessman. La llamada mass culture, delimita hoy los contornos del imaginario latinoamericano.
Las nuevas élites políticas han olvidado hace mucho aquellas viejas palabras que inspiraron a sus ancestros: Liberté Fraternité Égalité. La misma Francia se ha convertido en una carta postal asediada por una grave crisis económica de la Eurozona que pierde presencia internacional ante la arremetida económica y tecnológica de países del lejano oriente. Hasta la francofonía va cediendo el lugar que alguna vez ocupó frente al inglés como nuevo trade language de un mundo global.
Y sin embargo, detrás de esa plebeya sociedad de consumidores que es la Francia actual late agazapado más de un tesoro que a esta altura debiera ser considerado patrimonio de la humanidad y que no debe ser confundido con mera décadence: siglos de pensamiento, arte y cultura.
La mundialización hace extemporánea, desde luego, cualquier idea euro centrista. No obstante, es conveniente saludar cada 14 Juillet - a los parientes.
Especialmente cuando se trata de una glamorosa tía abuela a la que hemos olvidado por tanto tiempo: Noblesse oblige.
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