Metallica on the Rocks

Pablo Hales
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Lo del domingo fue muy especial y se ha escrito bastante. Metallica en la Antártica. Y es motivo de informes en todos los noticieros del mundo.

Como han cambiado las cosas.

El viernes en la noche en el recital de Kreator (tal vez la mejor y más importante banda de thrash metal alemán), su líder, el vocalista y guitarrista Mille Petrozza conversaba con el público sobre lo “peligroso que era ser thrasher en Santiago de Chile hace 25 años cuando vinieron la primera vez”.

Es verdad, aunque las fechas no sean del todo precisas.

Recuerdo la cantidad de veces que me tomaron detenido solamente por usar chaqueta de cuero, a veces una de blue jeans con parches y sin mangas arriba o por usar el pelo un poco largo, o por los blue jeans rajados o por el simple hecho de estar sentado con mis amigos en Providencia con Lyon afuera del mítico Rock Shop.

Otras veces fue cuando nos sumamos a las protestas del No y unos boinas negras que iban en la caravana del Si acuchillaron a un amigo a plena luz del día.

Por eso la forma en que la prensa está informando sobre eventos como los del domingo es muy importante. Lo mismo la publicidad sobre el recital de Iron Maiden y Slayer en el noticiero central de TVN. Y los más diversos espacios que se abren día a día.

Cuando en 1988 Metallica publicó su disco “And Justice for All”, la gran mayoría de sus seguidores nos quejamos por el giro que dieron a su música. En nuestro ghetto de rockeros marginados, Metallica había traicionado el thrash metal y se habían vendido.

Para qué decir cuando sacaron un video clip en MTV y otros canales. El video de One era el símbolo de la traición y la venta.Quedábamos al descubierto.Y claro, en un mundo que nos reprimía por todo, quedar expuestos era para tener miedo.

Hoy en día muchos de los thrashers más extremos siguen considerando que Metallica traicionó al movimiento musical y no son dignos de respeto.

Creo que están equivocados.

Creo que la comercialización que Metallica ha hecho de su música es una de las grandes razones para ponerlos en el Olimpo del metal.

Cuando Metallica partió, no había espacio para nada y su obra, abrió las puertas para que llegara a la luz toda la oscuridad y la fuerza del metal. Por decirlo de una forma más sencilla: sin Metallica, no habría habido Pantera, ni Sepultura, ni Kreator, ni toda la enorme cantidad de banda metaleras que hoy deleitan a millones.

No voy a hablar de los detalles técnicos de la actuación en el hielo. Sólo algunos detalles musicales; casi todo el repertorio corresponde a los discos más viejos de Metallica.

Eso deja en evidencia lo que todos sabemos, que lo mejor está en sus 3 primeros discos, sobre todo Ride the Lightning y Master of Puppets. Ahora con la incorporación de Robert Trujillo, uno de los más grandes bajistas del rock (con Ozzy, Suicidal Tendencies, Infectious Groves, etc,) espero que el próximo disco esté a la altura de la calidad de los padres del thrash metal.

La historia de Metallica es conocida por casi todos, pero quiero elegir dos episodios que creo reflejan el tamaño gigantesco de este grupo.

Primero la relación con Dave Mustaine de Megadeth. Es probable que no todos los lectores de este medio lo sepan, pero antes de sacar su primer disco el líder absoluto de Megadeth era uno de los dos guitarristas de Metallica.De hecho figura como coautor de algunos temas del primer disco. Lo echaron por su adicción al alcohol y las drogas.

En la película Some kind of monster (una especie de reallity show que sigue a Metallica por más de 500 días), se produce el reencuentro con Mustaine y resulta muy emocionante ver a un gigante del thrash metal, uno de los BIG 4, el Sr. Dave Mustaine llorando de emoción al recordar como fue expulsado de esa banda y compartir con los Metallica lo fuerte que fue eso para él. Y es notable el encuentro y la catarsis de todos juntos.

El segundo es mucho más personal. Yo tenía quince años y entre el metal y algunas de las “conductas asociadas al metal” estaba comenzando a tener serios problemas en el colegio y con mis padres. A eso podíamos sumarle todas las alteraciones que provocaba la persecución política en muchas familias chilenas. La cosa no estaba agradable. Y mis viejos odiaban la música que escuchaba todo el día.

Mi madre ha sido siempre una mujer muy cristiana. De misa dominical y siempre parte del coro de la Iglesia de la Anunciación. Como se podrán imaginar, la música que salía de mi pieza o que ponía en el tocadiscos de la casa, era motivo de todo tipo de retos.

Pero nunca voy a olvidar una tarde de verano cuando estaba con unos amigos echados en el patio de la casa de mis viejos y comencé a escuchar los acordes de “Fade to Black” de Metallica. Venían desde adentro.Y no era un disco… ¡era mi mamá tocando guitarra que había sacado el tema de pura oreja! Como se podrán imaginar quedé de una pieza y me maravillé escuchando a mi madre explicándome lo bonita que era esa canción.

Metallica supera todas las barreras y abrió las puertas para que podamos escuchar cosas más locas y rebeldes. En lo que a mi me importa, abrió las puertas del averno metalero para las más locas, dementes y oscuras creaciones, pero también abrió espacios en lo formal, en lo establecido, en el mainstream como dicen los siúticos, para todos.

Claro, algunos dice que se vendieron. Pero no hay que confundirse, son los padres de todo lo que vino después.

Es como la Concertación. Claro que se vendieron y se asociaron con los grandes poderes para gobernar. Pero permitieron salir de la Dictadura (aunque fuera de esa manera negociada), porque estaban en contra de la Dictadura. Por eso no da lo mismo por quién votar. No es lo mismo, no cabe confusión. Aunque parezca que se vendieron.

La cosa es clara, de un lado lo que están en contra de las Dictaduras y a favor de la libertad; del otro lado los partidarios de Pinochet y la Dictadura.No cabe confusión alguna.

Sería como sostener que da lo mismo Metallica que Justin Bieber (con respeto a Justin Bieber).No, no es lo mismo.

Por eso, al ver las noticias, ahora sobre su concierto en la Antártica, otras veces sobre su público heterogéneo en los grandes conciertos, sobre los cruces generacionales, no dejo de sonreír y agradezco que tengamos a Metallica y la forma en que “se vendieron”.

¡ Qué viva el rock!

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