Talca: un asesinato patrimonial anunciado

A casi tres años de haberse presentado la solicitud para su declaración de Monumento Nacional en la categoría de Histórico, las Escuelas Concentradas de Talca están gravemente amenazas de destrucción por la decisión irracional del Alcalde Sr. Castro.

A pesar del respaldo de 6.736 firmas de talquinos(as) a la solicitud presentada por la Presidenta del Centro de Padres y Apoderados de la Escuela Carlos Salinas Lagos, Doña Gladys Núñez, por doña Carmen Herrera en representación de los docentes de la misma Escuela y por el arquitecto Juan Carlos Araya, el Consejo Nacional de Monumentos Nacionales guarda silencio, no resuelve declarar y proteger este inmueble de tanto valor histórico, social, educacional, cultural y urbanístico de la capital de la Región del Maule.

Y este silencio es peligrosamente cómplice de la barbárica amenaza alcaldicia. El Alcalde Sr. Castro, en pleno siglo XXI, como patrón de fundo, avisa que autorizará la demolición del edificio construido como respuesta a la destrucción ocasionada por el terremoto de Chillán del año ’39 , para constituirse en un espacio señero de la educación pública chilena, en especial, de la educación pública talquina.

Las Escuelas Concentradas, ubicadas en el corazón cívico de Talca, han recibido a varias generaciones de talquinos y maulinos y les ha colaborado en el descubrimiento de las letras, los números, la ciencia, la historia, el arte, la literatura; ha sido un espacio prestigiado de aprendizaje democrático, laico, plural y, también, un lugar de encuentro ciudadano y de creación de ciudadanía.

Los seres humanos necesitamos construir sentidos de pertenencia, requerimos reconocernos como personas y como comunidades en determinadas manifestaciones y prácticas culturales, en ciertas formas de mirar el mundo, en una manera de habitar el territorio, construir ciudad, en nuestra habla, sonidos, imágenes, formas de preparar los alimentos, en ciertas formas de celebrar, en los ritos, en los espacios de encuentro, de aprendizaje, en los espacios y formas de vivir la fe, etc. Tenemos el derecho y deber de recordar lo que hemos sido para construir proyectos de futuro.

Las Escuelas Concentradas son parte de la memoria profunda de la comunidad talquina; en ese edificio, en esas aulas y en esos patios se encuentran las huellas de los tatarabuelos(as), bisabuelos(as), abuelos(as), padres, madres, jóvenes y niños(as), y de cientos de maestros(as) que compartieron sus saberes y acompañaron a descubrir conocimientos para crear nuevo conocimiento.

Pero también, este edificio es una referencia arquitectónica y urbanística fundamental de Talca. Lo es más aún después de tanta destrucción causada por el terremoto 27F.

¿Cómo es posible que una autoridad local, con el silencio del Consejo Nacional de Monumentos Nacionales, pueda destruir impunemente otro pedazo de la memoria y el patrimonio talquino?

¿Cómo es posible que un señor, despreciando la historia educacional chilena, ponga una lápida a un edificio y a una institución emblemáticos de nuestra educación pública?

Las Escuelas Concentradas es un presente y un pasado que no ha pasado, como dice Octavio Paz, y en palabras del filólogo y esteta Fidel Sepúlveda, es un lugar “digno de recordar, digno de permanecer, digno de proteger para futuras generaciones”, por eso es patrimonio cultural.

Nada puedo esperar del Alcalde de Talca. Sí puedo y debo esperar una rápida y eficaz respuesta del Consejo Nacional de Monumentos Nacionales. Y lo hago porque ninguna autoridad cultural puede guardar silencio ante la petición de miles de talquinos(as) de que Las Escuelas Concentradas sean declaradas monumento nacional y protegidas como tal.

En el Siglo XX surge, en el contexto de una preocupación internacional por “lo patrimonial” asociado a bienes inmuebles, la Ley de Monumentos Nacionales.

Esta ley 17.288, dictada el año 1925, y modificada el año 1970, significó un gran avance en la comprensión de la responsabilidad del Estado en la protección del patrimonio arqueológico, arquitectónico e histórico. Y en su articulado estableció la facultad del Estado de Declarar Monumentos Nacionales para su valoración, puesta en valor, conservación y conocimiento de la ciudadanía, señalando que podrían ser Monumentos Nacionales "lugares, ruinas, construcciones u objetos de carácter histórico o artístico; los enterratorios o cementerios u otros restos de los aborígenes, las piezas u objetos antropo-arqueológicos, paleontológicos o de formación natural, que existan bajo o sobre la superficie del territorio nacional o en la plataforma submarina de sus aguas jurisdiccionales…”, "… los santuarios de la naturaleza; los monumentos, estatuas, columnas, pirámides, objetos que estén destinados a permanecer en un sitio público, con carácter conmemorativo”.

La solicitud de Talca, que aún no resuelve el Consejo, es un ejercicio ciudadano del derecho de memoria que reconoce la Ley 17.288, y el CNMN tiene el deber legal de respetar ese ejercicio de memoria.

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