"A ponerse los pantalones"

Maximiliano Navarrete Amor
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El concepto #NiUnaMenos es un grito desesperado al que jamás debiésemos haber llegado. Su mensaje no sólo radica en la violencia (física) de género. Es aberrante, pero necesario, que se deban impulsar campañas comunicacionales para generar conciencia por algo que jamás debiese ser siquiera tema de discusión, la igualdad de géneros.

En pleno siglo XXI el país se está empezando a movilizar con marchas y manifestaciones en redes sociales repudiando la desigualdad de géneros luego de algunos dantescos casos de femicidio. 

Esta alteración grave en la salud social se viene arrastrando desde el comienzo de los tiempos y afecta a países de todo el orbe. Los índices por género de víctimas de abuso sexual en Chile, las declaraciones ya conocidas de Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de EEUU o la sumisión femenina en algunos países de medio oriente son sólo algunos ejemplos cotidianos donde esta bacteria se manifiesta de manera global, sin embargo la reacción social aparece cuando se manifiesta de la manera más cruda, los femicidos.

Sin duda tenemos que detener el abuso físico, la violencia y asesinatos son el reflejo más grave y extremo de esta enfermedad, pero ¿no son el resultado de “discriminaciones menores”? ¿la suma de definiciones mal entendidas?

El problema es quizás crítico y está más presente en el día a día de lo que muchos perciben. Esta bacteria se basa en el primitivismo cuasi inconsciente de definir a la mujer como un objeto, ser inferior o bien de pertenencia.  Se manifiesta a diario en el mundo laboral, social, en redes sociales, en los medios de comunicación, en el sistema de salud y en cada rincón de nuestro país.

#NiUnaMenos es un descontento a la discriminación. La igualdad de géneros se debe manifestar en todo orden de cosas, las mujeres deben tener igualdad de oportunidades laborales, los sueldos deben ser fijados según capacidades, desempeño y no estar sujeto al género. Es una cobardía del “sistema” que las Isapres no sean reguladas y discriminen a mujeres en edad fértil.

Cobardes son los “tontones” que alardean de sus aventuras sexuales, refiriéndose a las mujeres como objeto rompiendo todo código de intimidad.

Abusadores son los con poder de decisión que se fijan en lo físico o piden algo a cambio para que la mujer aumente sus oportunidades laborales.

Repudiables son los que se aprovechan del tumulto en el metro para estirar las manos. No entienden nada los que cuestionan que “las mujeres son dueñas de su cuerpo y se visten como quieren”.  Funestos los que tienen la cobardía suficiente de  levantarle la mano a una mujer.

Espero de corazón que todos los adheridos a la causa #NiUnaMenos sintamos que no sólo se trata de repudiar el femicidio.

#NiUnaMenos es una invitación a generar un cambio conductual, a marchar como sociedad y manifestarse, pero principalmente a llevarse “la tarea para la casa” y generar un cambio desde lo más profundo de uno mismo y que eso se vea reflejado en el día a día.

A “ponerse los pantalones” (dicho teñido de machismo por cierto) para por fin empezar a respetar “las faldas” como realmente tiene que ser, en todas sus dimensiones  y costuras posibles.

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