Simplemente, humanidad

“Exterminados como ratones”. Así reza flamante el titular del periódico nacional La Segunda, el 24 de julio de 1975. Este humanitario titular, hacía referencia al asesinato por parte de las fuerzas represivas de las dictaduras militares del Cono Sur, en cuya coordinación estuvo la tristemente recordada DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), de 119 militantes de izquierda y opositores a la dictadura

¿La intención? Encubrir por medio de la prensa dispuesta para el poder aniquilador de la Dictadura Militar chilena, el frío asesinato de 119 personas, queriendo (o intentado hacerlo) hacer parecer como un enfrentamiento entre los propios militantes.

Todo, con una deshumanización propia de la derecha más retrógrada que existía, y que desgraciadamente, sigue existiendo en nuestro país.

“Circo internacional. El fantástico número del proyectil humano disparado por sobre los muros de una embajada”. Así se podía leer al pie de un comic en que aparecía un cuerpo disparado por un cañón. ¿La intención?

Burlarse cruelmente de la tortura y asesinato de una jovencita de 26 años de edad, llamada Lumi Videla, que tras semanas secuestrada en uno de los tantos centros clandestinos de tortura y exterminio que tuvo la dictadura militar a cargo de la DINA, fue lanzada, como un objeto, por sobre los muros de la Embajada de Italia.

El Mercurio, como tantas veces, utilizó sus páginas para no solo mentir abiertamente sobre lo sucedido, sino que burlarse de ese asesinato.

Lukas (Renzo Pecchenino), dibujante de comics de El Mercurio, fue quien realizó gráficamente la burla que apareció el jueves 7 de noviembre de 1974.

Otra más del sector que existió y existe en chile, que se burla sin piedad de las personas que fueron sometidas a las torturas más atroces, se burla sin complejos de las y los detenidos desaparecidos. Se burla y humilla públicamente a familiares que aun piden y esperan justicia real.

“El museo de la memoria es un montaje”. Sabias palabras que provienen ni más ni menos que de un ministro del Gobierno de Sebastián Piñera (un ex ministro mejor dicho). Pero no cualquier Ministro, sino que el Ministro de Cultura, Mauricio Rojas, quien duró un suspiro, como dice el dicho popular.

No pudo cargar con su historia forzada. Salió a relucir ese pensamiento que aún existe en nuestro neoliberal país. Ese que nos pide que dejemos de hablar de la dictadura, que para qué seguir hablando de los desaparecidos, si eso ya quedó atrás. Mejor que hablar de nuestro doloroso pasado reciente, es atolondrarse con el consumo. Única vía de escape, al parecer, que calma el no querer pensar.

Entonces. ¿Qué podemos decir del ataque que sufrió el Parque Por La Paz Villa Grimaldi? ¿Qué decir del lienzo que colgó un movimiento que no nombraré para no visibilizar la idiotez? Un movimiento nazi… ¿nazi? Sin comentarios.

¿Qué decir de este acto violento justo cuando se conmemora el día internacional del Detenido Desaparecido?

¿Qué decir si desde el propio gobierno de derecha se ha dado pie para el ninguneo del Museo de la Memoria y los DD.HH?

¿Qué esperar de un país que eligió como alcalde por varios años a un torturador, boina negra?

¿Qué esperar si un diputado de la UDI, Ignacio Urrutia, trata de terroristas a familiares de Detenidos Desaparecidos y sigue tranquilo en su cargo?

¿Qué podemos esperar, si a militares condenados por crímenes de lesa humanidad, se les otorgan beneficios o se les libera?

Más que respuestas, solo revuelan por mi cabeza, los versos de Charly Garcia “y si el mañana es como ayer otra vez, lo que fue hermoso, será horrible después”.

La inyección neoliberal, parece haberse mezclado a la perfección con nuestros glóbulos de amnesia e indolencia.

En este estado de las cosas, recordar, conmemorar o sencillamente respetar el dolor de quienes fueron víctimas de la dictadura o de sus familiares, es un acto urgente de humanidad.

No se trata de izquierda o derecha que mezcladas han sabido moverse durante décadas, se trata simplemente de humanidad.

Eso que al parecer, desde su génesis, algunos sectores de la Derecha jamás podrán conocer.

Por cierto, los versos de Charly García, son de su canción... Cerca de la Revolución.

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