Minería, Covid-19 y populismo

El mes de agosto está llegando a su término y junto con ello, el mes de la minería. Al igual que muchas otras actividades económicas, la minería ha debido adecuarse a los tiempos de pandemia. Aún dentro de las complejidades del momento, el mes de la minería cierra con buenas noticias.

La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) nos ha dado auspiciadoras noticias sobre la producción de cobre del país, destacando un aumento de 2,6% en relación a igual período del año anterior, impulsado principalmente por las operaciones de Codelco, Escondida y Collahuasi.

No obstante las complicaciones que han tenido las faenas mineras para operar en medio de la crisis sanitaria, las empresas han aprovechado la pandemia para mejorar sus procesos y planes mineros.

Si a ello sumamos el buen desempeño del precio del cobre, hay elementos que permiten anticipar una recuperación de la actividad que permitirán un incremento de los ingresos, utilidades y pagos de impuestos de este sector, que se habían visto seriamente afectados.

Aunque el sector minero no ha estado ausente de las dificultades que la crisis sanitaria ha causado al país y al resto de las actividades económicas, el IMACEC minero en junio de 2020 aumentó 2,2%, mientras que el IMACEC no minero cayó un 14%.

Lo anterior demuestra que, a pesar de las dificultades y restricciones sanitarias que impone la pandemia, el sector minero - en su conjunto - ha logrado mantenerse de pie, sigue empujando la economía del país y será clave para la recuperación económica y la generación de empleo una vez superada la emergencia.

Pero, lamentablemente, el Covid-19 no es el único virus que afecta al sector.

A las constantes iniciativas parlamentarias por aumentar los impuestos que afectan a la minería, se sumó recientemente la presentación de un proyecto de ley para detener las actividades mineras por 14 días, con el objeto de frenar los contagios de Covid-19 en la industria minera. Más allá de la inconstitucionalidad de la iniciativa, por prohibir una actividad económica que cumple con los protocolos vigentes, el proyecto es una evidente muestra de populismo.

Asumir que paralizando a la industria minera se detienen los contagios, es de enorme ingenuidad e ignorancia. Los principales focos de contagio en el sector no se dan en las faenas mineras sino que en los lugares de descanso. Durante la pandemia, el sector minero, además, ha aplicado rigurosos protocolos para resguardar la salud y seguridad de sus trabajadores, los que, en general, han apoyado las medidas y campañas de prevención impulsadas por las empresas. A ello se suma que solo un 2% de los trabajadores del sector se han visto contagiados, lo que da cuenta del éxito de las medidas adoptadas.

En aquellos países donde se ha aplicado una medida similar, la paralización de la minería resultó un fracaso total. El caso de Perú es emblemático con más de 100 días de cuarentena. Mientras los indices de contagio y mortalidad por Covid-19 en el país vecino se dispararon al alza (quinto lugar a nivel mundial), la actividad económica se desplomó a niveles alarmantes (40% en abril y más de 30% en mayo). Es decir, la paralización no logró sus objetivos.

El populismo llegó a la minería. Medidas como la propuesta no ayudan a controlar la pandemia ni menos a la recuperación de la economía y el empleo, afectando por igual a empresas de la mediana y gran minería y sus actividades relacionadas.

En la medida que las operaciones se normalicen y los fantasmas del populismo se mantengan alejados, la minería chilena continuará siendo el motor de desarrollo y progreso de todos los chilenos.

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