¿Pero, van a tener trabajo?

En los medios de comunicación, escritos, audiovisuales, virtuales se hacen múltiples notas sobre el retorno económico que implica estudiar ingeniería en minas, metalurgia, geología o alguna carrera técnica ligada al sector.

Se informa que ganan más que los egresados de medicina, derecho, pedagogía, y como en estos tiempos el dinero manda, la cantidad de jóvenes que postula cada año a las universidades supera ampliamente la oferta académica.

En lo concreto, desde 2002 hasta el 2011 la fuerza de trabajo en el sector creció en un 98%, desglosándose la cifra de la siguiente forma: empleos indirectos 532 mil, contratistas 135 mil y trabajadores propios 62 mil.

Estamos viviendo un ciclo del cobre como pocas veces, con un precio sostenidamente alto y que, por el momento, no tiene visos de bajar, al menos no en forma relevante. El ciclo está acompañado, como es lógico, por buenos sueldos para quienes se desempeñan en la minería del cobre

Instalado este hecho, observamos con atención, pero también con preocupación la proliferación de casas de estudios que ofrecen carreras ligadas a la minería, especialmente cuando hemos visto una crisis de la educación superior originada por la sombra de la duda que arroja el actual sistema de acreditación.

Recientemente el Colegio de Geólogos llamo la atención por el creciente número de universidades que imparten su carrera, denunció la falta de infraestructura y que incluso algunos directores de carrera no tenían la profesión. En pocos años, las universidades tradicionales en esta materia, más siete privadas entregarán al mercado profesional la misma cantidad de geólogos egresados en 50 años. La situación se traslapa sin problemas a la ingeniería en minas.

La carrera, entregada hasta hace poco por algunas universidades del CRUNCH, ahora es parte de “la oferta” de muchas privadas algunas de las cuáles no merecen ningún comentario respecto a su seriedad, sin embargo, siempre existen excepciones.

Hace pocas semanas, el Instituto de Ingenieros en Minas de Chile, entregó un reconocimiento a los más de 200 egresados de las universidades de Chile, Santiago y Católica.

En la oportunidad hizo uso de la palabra en representación de los jóvenes colegas, un profesional joven de la Universidad de Chile y su mensaje no dejó de llamarnos la atención gratamente. Se refirió al sacrificio que demanda la carrera, llamó la atención a las universidades sobre la preparación de los profesionales y afirmó que tras el esfuerzo de sacar una carrera exigente como Ingeniería en Minas hay mucho más que el logro final de obtener un buen sueldo, está el amor por la profesión y la aceptación de los sacrificios que ella implica.

Y ¡vaya que son fuertes esos sacrificios! Están los sistemas de turnos, alejamiento y formación de familias, vidas en “los cerros”, donde se forma una camaradería que ninguna diferencia puede romper.

Junto a esto es necesario tener presente cuáles son las más importantes brechas que existen en la fuerza laboral requerida en minería, y éstas se encuentran en los operadores de equipos móviles, mantenedores y operadores de equipos fijos.Les siguen los supervisores de mantenimiento y, profesionales de mantenimiento.

Brechas menores se prevén para los supervisores extracción mina y los profesionales de procesamiento. Y, lo importante, no se proyectan brechas para los profesionales de geología, los profesionales de extracción mina, los analistas de procesos extracción y los analistas de procesos planta.

La inversión prevista para los próximos 8 o más años en minería supera los 100 mil millones de dólares, pero se trata de una proyección optimista, ya que en la práctica son varios los proyectos que se están encontrando con diversas dificultades para llegar a puerto: falta de energía, problemas con el agua y, lo más relevante, la acción y presencia de comunidades empoderadas que no aceptan la instalación de obras que dañen su patrimonio físico o cultural.

En los hechos, proyectos por no menos de 22 mil millones de dólares se encuentran paralizados.

Con esta nueva realidad, la oferta indiscriminada de carreras universitarias y técnicas ¿está fundada en un estudio acabado y actualizado de la realidad minera?

A mi juicio no, por ello es dable la pregunta que encabeza estas líneas ¿habrá trabajo para todos ellos?

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