Uber, los desafíos que pone sobre la mesa

Los recientes sucesos en torno a la operación de las empresas Uber y Cabify dan muestra de la importancia de que nuestro sector se modernice, acorde a los tiempos y la tecnología disponibles  (pagos on line, aplicaciones de celular, entre otras)  y que seamos capaces de desarrollar un servicio con mirada sostenible, preocupándonos de nuestra productividad, pero también de los ámbitos sociales de nuestros taxistas, en sus distintas modalidades, seguridad social, pensiones, salud  y medioambientales respecto de cómo este rubro también puede ayudar a descontaminar las ciudades. Esa es nuestra mirada. 

Sin embargo, las actuales y nuevas aplicaciones tecnológicas no pueden ser depredadoras, al no tener el control adecuado y pertinente, tal como ha ocurrido en el pasado histórico. Debe implementarse bajo normas claras, de buena convivencia entre los modos de transporte y adecuándose a las regulaciones y seguridad,  generando una competencia justa con sentido de desarrollo.

Desde este sector hemos reiterado la importancia de desconcentrar el mercado, ya que ello trae consigo desigualdad, sin embargo tenemos temor que empresas como Uber impidan finalmente la repartición de la riqueza.

Sólo de muestra un botón. Uber es una empresa transnacional de 65.000 mil millones de dólares, propiedad de inversores como Goldman Sachs, TPG, Benchmark y otros gigantes, que no respetan las legislaciones de los países y evaden impuestos, no se hacen responsables en caso de accidentes, sus tarifas son reguladas por el juego de oferta y demanda.

Acá somos muchas Pymes, exactamente 103 mil taxis básicos, urbanos, colectivos, rurales, de turismo y ejecutivos, desde Arica hasta la Antártica, que podemos levantar a nuestras familias y mejorar nuestra calidad de vida, aportando al país desde lo colectivo y no sólo desde lo individual. Siempre es importante señalar que las Pymes somos el sector que más empleo entrega en casi un 64%, pero que sin embargo, apenas participamos del 14,6% de las ventas totales de bienes y servicios del país.

No estamos en contra la modernización, sino por un modelo que de acogida a las empresas de menor tamaño desde la sostenibilidad, para que ellas jueguen un papel importante en la economía nacional.

Por ello, habrá que apostar hacia proyectos de desarrollo con mirada de futuro orientados a los taxistas, quienes seguirán existiendo y entregando un servicio importante para la comunidad. Proyectos que apunten a evaluar cuál es el impacto medioambiental del sector y considerar nuevas formas de energía para transportar. Ya algunos implementan vehículos eléctricos y  gas; sin embargo, los costos siguen siendo elevados. Por tanto, el compromiso del gobierno debe dirigirse hacia esta línea.

En el ámbito tecnológico, el desarrollo de aplicaciones así como lo ha hecho Easy Taxi y otros, van en el correcto camino, para facilitar el servicio a nuestros clientes. Desde la integración de los taxistas al transporte público, creemos que queda mucho por hacer. Una verdadera incorporación sería que se nos considerara en el prepago de la tarjeta BIP, por ejemplo, y otras acciones tendientes a ser parte del transporte público, ayudar en su implementación, y no un brazo aislado.

Se requiere de una acción más decidida del Estado Chileno, apostar por Pymes sostenibles y con mirada de futuro, para construir un país más equitativo; de lo contrario está albergando más inequidad. 

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