¿150 años de educación Parvularia pública en Chile?

En el diario debatir sobre la educación pública en Chile, que se ha reinstalado como parte del proceso de reforma educacional en curso, una de las reacciones más frecuentes que recibimos quienes trabajamos en el sector, es la pregunta con la cual titulamos este artículo, ¿150 años de Educación Parvularia pública en Chile?

La mayoría de las personas, incluyendo las que toman las decisiones, tienen la impresión que el nivel de educación parvularia es muy nuevo en el país. De hecho, algunos hasta la ubican casi con el nacimiento de la JUNJI en 1970, por lo que tienen la idea de que poseemos poca trayectoria en el campo y por consiguiente deberíamos revisar “lo qué se hace en otros contextos”.

Siendo siempre importante conocer todo lo existente en el sector, en realidad, la educación parvularia chilena es una de las más antiguas en Latinoamérica y en el mundo,a excepción de Europa que es donde se crea; en el Reino Unido se origina la primera Sala Cuna en 1809, las primeras “salas de asilo educativas” aparecen en Francia en 1840 aproximadamente, y el primer kindergarten surge en Alemania en 1840.

Justamente es en Francia donde Domingo F. Sarmiento encomendado por el Gobierno de Chile y su ministro de Instrucción, don Manuel Montt conocen las “creches” y “salas de asilo” entre las diversas instituciones educativas que visitan e informan oficialmente, recomendándolas.

Sin embargo, tuvo que pasar cierto tiempo para que ello se hiciera realidad. Don Manuel Montt impulsa la medida desde sus diversos cargos hasta que se concreta finalmente en 1864. En efecto, el 16 de octubre de ese año en “El Araucano” se da cuenta oficialmente de su creación.

Siendo Presidente de la República, don José Joaquín Pérez y su ministro de Instrucción, don Federico Errázuriz, funcionó la Primera Escuela de Párvulos en el Departamento de Santiago, recibiendo niños de ambos sexos de tres años a ocho años. La cual fue dirigida por la hermana de la caridad Luisa, institutriz francesa, más dos maestras preceptoras chilenas: Carmen Torres y Emilia Lavín. Tanto el personal, el inmueble y los materiales se pagaron con fondos públicos.

Esta primera Escuela de Párvulos de inspiración francesa en su enfoque pedagógico, tiene una crucial importancia: significó que por primera vez el Estado de Chile asumía a través de su financiamiento y operación, la existencia de este nivel educativo.

Además a partir de la creación de este establecimiento, se empezaron a instalar otros del mismo tipo. Es así como en 1883 ya existían cuatro atendiendo siempre niños y niñas de sectores vulnerables.

Hoy, a ciento cincuenta años de este hecho histórico educacional de primer orden y en un contexto nacional de Reforma Educacional, cabe detenerse a analizar lo que implicó esta primera experiencia y derivar las consecuencias que ello involucró en el desarrollo de este nivel educativo.

Son muchos los hitos de la educación parvularia chilena: sus leyes y normativas, su temprana formación universitaria (1944), su formación de técnicos especializados, sus instituciones creadas como JUNJI e Integra, sus programas educativos, las Bases Curriculares de la Educación Parvularia y sus investigaciones. Pero sobre todo, la rica teoría y experiencia que ha sido referente de muchas acciones de este tipo que se han instalado en diversos países de la región.

Por ello es que estamos celebrando en este mes 150 años de existencia, reconociendo con ello las muchas iniciativas, a los gestores y a los educadores que han aportado en este nivel.

En la actualidad deseamos avanzar más, sobre todo en calidad. Sabemos cómo hacerlo mejor, pero se requieren más recursos y la confianza de la sociedad chilena y de sus representantes, en que estos 150 años nos han dejado conocimiento, experiencia y visión de lo que se requiere.

Por ello invitamos a todos a sumarse a esta celebración, apoyando a las instituciones y comunidades educativas en general, con iniciativas, educadoras de párvulos, técnicos, etc.

Entre todos podremos instalar una educación parvularia del siglo XXI, donde nuestros niños y niñas chilenos desarrollen todo su potencial acorde a los tiempos actuales y sean muy felices, que es lo que todos deseamos para los años más delicados. Pero a la vez, más llenos de oportunidades como son los primeros años de vida.

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