Co-docencia e Inclusión

Fabiola Quiroga Villagra
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Hoy, más que siempre, es fundamental el considerar el complejo tránsito histórico en la educación regular, una verdadera odisea pedagógica, más que una puesta al día o un cambio de enfoque es una verdadera transformación paradigmática. La educación tradicional se ha tensionado por la realidad desafiante que enfrentaba sin las herramientas necesarias, e hizo crisis, por lo que debió pensarse y aplicarse una nueva educación. Proceso que ha significado el pasar del aula con único "perfil de egreso": unidocente, unidireccional, bancaria, homogénea y exclusiva a la nueva sala de clases que se reconoce diversa con: co-docencia, multinivel, constructivista, heterogénea e inclusiva.

El difícil proceso que para el docente tradicional significó dejar la privatización del aula (Fullan, 1993), donde "cierro la puerta y soy la única autoridad", a la relación colaborativa y no asimétrica entre distintos profesionales dentro del aula. Y este cambio en el rol profesional docente y de la relación pedagógica, además se desarrolla en paralelo con el cambio sociológico en la composición del aula.

El fortalecimiento de la co-docencia desde el equipo PIE entrega una herramienta pedagógica invaluable a los establecimientos escolares, ya sabemos que, si una escuela no logra dar capacidad de respuesta a las necesidades educativas de los y las estudiantes, estas puedan generar barreras de aprendizajes y quizás posteriormente la deserción del sistema educativo.

Para esto es importante un instrumento de acompañamiento y a la vez evaluativo del proceso pedagógico de la co-docencia.

Una escuela inclusiva logra que todos sus miembros puedan aprender. Actualmente ya no hablamos de integración sino justamente ocupamos la palabra inclusión ya que muchos de los aprendizajes de los estudiantes con necesidades educativas se realizan en las salas de clases, además es importante recordar que por normativa (Decreto N° 170) se destinan sólo ocho horas semanales de educadora diferencial en los cursos, es por esta razón que esta pequeña cantidad de horas de ingreso debe velar por su efectividad.

Esta efectividad debe estar guiada, mentoriada y retroalimentada, debemos dar más espacio a la escucha del estudiante con una apuesta más diversificada del aprendizaje, que abarque no solo a aquellos estudiantes que señalen un diagnóstico diferenciador, sino más bien a todos dentro del aula.

Esto, además, fomenta el trabajo colaborativo, hace más potente los equipos de aula, unifica criterios y hace posible el compartir responsabilidades con una visión integradora e inclusiva.

La co-docencia permite un nuevo enfoque pedagógico en vista de que el perfil del alumno también se ha modificado con el tiempo, necesitamos dar respuestas contextuales a un mundo en constante vorágine, la co-docencia permite ser esta herramienta que reduce el estrés, mejora el comportamiento en el aula, aumenta la participación de los estudiantes y mejora el aprendizaje.

La educación inclusiva puede ser concebida como un proceso que permite abordar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los educandos, a través de una mayor participación en el aprendizaje, las actividades culturales y comunitarias y reducir la exclusión dentro y fuera del sistema educativo. Lo anterior implica cambios y modificaciones de contenidos, enfoques, estructuras y estrategias basados en una visión común que abarca a todos los niños en edad escolar y la convicción de que es responsabilidad del sistema educativo regular educar a todos los niños, niñas y niñes.

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