La imaginación de los párvulos es el futuro de Chile
En estos tiempos, muchas noticias interesantes están ocurriendo en el ámbito del conocimiento y del saber. La llegada de la sonda InSight a Marte, sus búsquedas de agua y de posible vida; el alunizaje del Chang'e 4 en la cara oculta de la luna (el que malamente se había llamado obscuro) junto con las exploraciones que están haciendo y los experimentos para observar si se puede cultivar en el ambiente lunar; la teletransportación que está ad portas, con los primeros avances que están haciendo científicos chinos con “fotones”; la clonación de animales que ha continuado con mayores desafíos que los de la oveja Dolly, junto con los problemas éticos que implica.
En fin, todos los días nos asombramos con los avances de la ciencia y tecnología, que hace posible, temas y realidades que de niños pensábamos era pura futurología.
La próxima semana se inaugura en Chile, la Octava versión del Congreso Futuro, cuya pregunta central es ¿qué especie queremos ser? Lo cual es sin duda una reflexión fundamental que se hace necesaria realizar para no perdernos en el tráfago de los descubrimientos, y tratar de aclararnos sobre cuál es el sentido del avance humano en todo ello.
Premios Nobeles, científicos y pensadores en general, nos llevarán a reflexionar sobre esta sempiterna pregunta a que se plantee una y otra vez, sobre todo en el mundo de la educación y la formación humana en su amplio sentido.
¿Qué tipo de niño o niña aspiramos a favorecer?
¿Qué experiencias les proveemos?, ¿Qué contenidos les acercamos? ¿De qué conversamos con ellos?, son preguntas necesarias de hacerse frente a estos grandes temas que se debaten.
Las respuestas, parecieran ser un tanto desilusionantes si observamos las actividades habituales que padres y educadores les propiciamos.
Tenemos una mirada tan adultocéntrica y restringida de los párvulos que no se nos ocurre que estos temas los conocen, les interesan, y que tienen sus propias hipótesis y siempre, su maravillosa imaginación infantil que crea sobre ellos.
Conversando sobre esta situación con una educadora-mamá de una niña de 4 años, le consulté sobre si le había alguna vez consultado sobre la posibilidad de vida en otros planetas, que es en definitiva lo que se está buscando en la carrera espacial. Me señaló que, como tal, no lo había hecho, pero que lo iba a realizar.
Al día siguiente volvió con una grabación de video muy asombrada de todo lo que le había contado su hija, que - incluso la corrigió - cuando le preguntó si sabía de los “marcianos”, y ella le dijo, “los extraterrestres” mamá, explayándose en cómo eran y lo que hacían, entre otros, que comían “puras cosas moradas”.
Ante este descubrimiento, esta mamá-educadora reflexionaba sobre lo trivial que habían sido hasta ahora sus acciones educativas con su niña, centrada en temas supuestamente “infantiles” muy lejanos a todo lo que está sucediendo, y que evidentemente son de gran interés para los niños y niñas.
Por lo expresado, pareciera ser muy necesario que revisemos la formación que hacemos en casa y en jardines infantiles y escuelas, tanto en su cercanía a la maravilla de los descubrimientos actuales, como también a cómo nos enfocamos nosotros y los niños, como seres humanos, en todo ello. ¿Como unos observadores? ¿Consumidores? ¿Pensadores? ¿Creadores?
Una vez más parece que nuestros niños y niñas nos sobrepasan y nos demuestran cuán atrasados estamos en nuestras miradas sobre ellos y del mundo en que vivimos.
Revisemos lo que hacemos, mostremos y conversemos con los párvulos, lo que parece ser siempre limitado frente a su mente abierta, prodigiosa y creativa, que desde sus ojos infantiles, abordan todo.
Aprovechemos este Congreso Futuro para acercarnos nosotros a estos temas, y reorientemos nuestro quehacer educativo en la casa y en la escuela.
Recordemos que los niños y niñas son los verdaderos ciudadanos del siglo XXI, y que éste, es su tiempo.
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