¿Necesitamos una década del empleo juvenil en Chile?

El año 2013 la fundación Vasca Novia Salcedo en conjunto con el Gobierno español y un comité de técnicos provenientes del mundo público y privado, acordaron trabajar en la creación del proyecto “PEGASUS”. Buscaban que la Organización de Naciones Unidas incluyera una década del empleo juvenil desde el año 2016 al 2025, en los objetivos de desarrollo del milenio.

“PEGASUS” constató que el año 2013 la tasa de desempleo juvenil mundial alcanzó su mayor nivel histórico, y que el año 2010 los jóvenes entre 15 a 24 años superaron los 1.200 millones. Cada año son 45 millones de jóvenes los que buscan ingresar al mercado laboral a través de su primer trabajo. En los próximos 10 años el mundo deberá proveer 500 millones de puestos laborales, solo para los jóvenes.

En nuestro país el problema es mayor de lo que se cree, tenemos una de las tasas más altas de jóvenes que ni estudian ni trabajan (NINI), 590 mil según la última CASEN. Por otra parte, el desempleo juvenil es más del doble que el desempleo general del país, 16% versus 7%. Al proyectar los datos del último censo del año 2002, en la actualidad existirían aproximadamente 4.350.000 jóvenes entre 15 a 29 años. Pero el 16% de desempleo juvenil solo incluye aquellos que están buscando trabajo, por ende, los 590 mil NINI no se contabilizan dentro del 16%.

En consecuencia, no sólo tenemos una de las tasas de desempleo juvenil más altas de América Latina y la OCDE, sino que además la alta suma de NINI eleva hasta más de 1.000.000 a los jóvenes inactivos para el 2016 en Chile.

El modelo de capitalización individual, es otra de las trabas en la reducción del desempleo juvenil, las cuentas individuales de capitalización están expuestas a la expansión o contracción de los ciclos económicos mundiales, por ende, en muchos casos la edad legal de jubilación suele extenderse, y los ascensos y promociones se estancan resultando los mayores damnificados quienes deben ingresar por primera vez en un trabajo, es decir los jóvenes.

Crear una batería de políticas públicas que incentive durante los próximos 10 años el empleo juvenil resulta esencial para disminuir y acortar estas brechas de acceso al trabajo entre los jóvenes y el resto de la población, hasta la fecha las políticas de capacitación, bonos al empleo juvenil o educativo, no logran los resultados esperados.

Pues aquí les dejo una idea radical para abordar ésta problemática.

Utilicemos el 1% de los ingresos de la ley reservada del cobre para duplicar el subsidio a trabajadores jóvenes y empleadores, de esta forma se incentiva que las empresas busquen trabajadores jóvenes, y también las remuneraciones de estos aumentan. 

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