Explotación sexual comercial infantil: ¿Cómo llegar antes?

Hace algunos meses se dio a conocer públicamente a través de un reportaje por televisión la situación de dos residencias del Hogar de Cristo afectadas por redes de explotación sexual comercial infantil.

Esta realidad no es nueva al interior del sistema de protección. En el año 2004 el Servicio Nacional de Menores (Sename) y la OIT (Organización Internacional del Trabajo) publicaron un diagnóstico sobre prevalencia de la ESCNNA (Explotación Sexual Comercial Infantil) en el país, que dio cuenta de 3.719 casos de niños, niñas y adolescentes (NNA) en explotación sexual. Sólo durante 2011, el Sename atendió a 1.168 NNA víctimas de explotación sexual, quienes fueron sometidos a estas prácticas en el comercio sexual callejero o a través de la producción de pornografía el ámbito del turismo (Ministerio de Justicia, 2012). Hoy la cifra bien pudiera estar duplicándose o incluso ser más.

Hace algunos días, organizaciones de la sociedad civil expusimos las dimensiones de esta grave forma de vulneración en la comisión investigadora de Explotación Sexual Comercial Infantil en niños/as bajo protección del Estado, instancia presidida por la diputada Maite Orsini. Hoy la oferta de rehabilitación disponible es incompleta, con serios déficits en el acceso a salud física y mental. Peor aún, prácticamente no existen modelos preventivos capaces de levantar las alertas necesarias en el espacio de lo local.

La Fundación San Carlos de Maipo junto a Políticas Públicas de la PUC y a Organizaciones sociales participó en el Observatorio Metropolitano de ESCNNA, donde propusieron un modelo preventivo capaz de fortalecer los factores protectores con capacidades y herramientas, tanto personales como familiares y de entorno y minimizar los de riesgo, con el fin de anticipar este tipo de situaciones de vulnerabilidad. De hecho, durante la tramitación del Sistema de Protección integral propusimos que dicho dispositivo fuera parte de la oferta.

Y es que la evidencia es contundente. Existen modelos cuyo foco está en la prevención y tienen carácter territorial, donde gestionan las redes locales de infancia para crear elementos protectores en los ámbitos de la comunidad, la escuela y las familias. De hecho, la fundación creada por la Sociedad del Canal de Maipo hace más de dos décadas, implementa en Chile el modelo "Comunidades que se Cuidan", creado por la Universidad de Washington, el que puede ser un referente para las oficinas locales de la Niñez.

Sin prevención es muy complejo que detengamos estas trayectorias que conducen a la cronificación del abuso y la explotación. Solo cuatro de cada 10 víctimas llega derivada desde Sename y sólo 12% de las redes como la escuela. Es de allí relevante hacer un esfuerzo para capacitar y apoyar la detección y derivación oportuna, contar con una oferta integral del intersector, con un verdadero Auge frente al abuso sexual, cuando se detecten las primeras vulneraciones o también cuando se necesite de una rehabilitación compleja.

Esperamos que la Comisión logre abordar estos aspectos. Que se avance en prevención y atención temprana de salud garantizada, que se evalúe adecuadamente la oferta e incorporen modelos y programas con evidencia, y que nosotros -la sociedad civil- nos comprometamos a ser garantes del bienestar de cada uno de los niños/as sin pasividad ni indiferencia, sino que, con el compromiso efectivo por el desarrollo positivo de la infancia, dejando de llegar tarde.

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