Niños y delito

Carabineros ha dado a conocer un nuevo informe de delitos violentos en que explica que el 54,3% de los detenidos por robo violento de vehículos son niños, niñas y adolescentes, mientras que el 38,3% tiene entre 18 y 30 años de edad; y 6,7% está entre los 31 y los 40 años.

En el reporte se enfatiza la reiteración en el delito por aquellos que están en este tipo de trayectorias. Por cierto, la cifra es una categórica evidencia de la participación de niños y adolescentes, en 97% hombres. Por otra parte, la data del Ministerio Público ha mostrado históricamente que cerca de 17 % de los niños involucrados explican el 50% de los delitos, lo que es consistente con las cifras entregadas por Carabineros y la reincidencia delictiva de ciertos grupos refractarios.

El año 2015, las Fundaciones Paz Ciudadana y San Carlos de Maipo -al analizar la población privada de libertad- establecieron un perfil delictivo de los internos que comenzaba tempranamente, siendo menores de edad, con abandono del hogar y afiliación a pandillas, y con un paso por el sistema de protección que no cumplió con el objetivo de la rehabilitación cuando habían iniciado trayectorias delictivas.

Ambas fundaciones lo explicarían en el estudio de "Inimputables" durante el 2017: eran invisibilizados por el sistema por su participación en delitos siendo menores de 14 años. De allí que la reciente promulgación de la ley que aumenta en un grado la pena a los adultos que involucren a niños/as y adolescentes en un delito va en el sentido correcto, toda vez que agrega un costo punitivo a quien instrumentaliza la protección de la infancia para la comisión de actos ilícitos.

No obstante esta buena señal, todo lo que se haga en persecución penal será insuficiente si no atendemos a los factores de riesgo, en la base del inicio temprano de trayectorias delictivas.

El abandono escolar y familiar, el consumo de drogas y alcohol, el relacionamiento con pares negativos y modelos delictivos, como también la exclusión social que priva de bienes y servicios necesarios para la protección y el desarrollo positivo de la infancia, son factores que deben ser enfrentados de manera integral, en los ámbitos de la familia, la escuela y la comunidad, con una oferta con evidencia, enfocado a resultados y disponible localmente.

Hay experiencias desde la sociedad civil para impulsar programas preventivos con dicho estándar. Avanzar en una agenda larga de prevención social que apoye la incorporación de nueva oferta preventiva de calidad y con cobertura suficiente es fundamental para anticiparnos y dejar de llegar tarde, evitando que los niños abandonen su desarrollo positivo por el inicio de trayectorias delictivas.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado