Chile, ¿ingenuidad o debilidad ante el Consejo de Seguridad por Siria?

Para quienes saben lo que ocurre en el mundo y como el régimen estadounidense apoya a los grupos terroristas en Siria, ya amplia y públicamente documentado, causa extrañeza que nuestro país se alíe con dicha política que destruye la sociedad e impide la soberanía nacional.

La propuesta presentada recién por Francia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, quien en reiteradas ocasiones ha manifestado la necesidad de intervenir a sangre y fuego, planteaba trasladar el tema a la Corte Penal Internacional con el supuesto fin de que se investigase todas las masacres realizadas por “ambos bandos” con el fin de sancionar a los responsables de éstas.

Sin embargo, para quien conoce el papel de la nación gala en la ocupación de varios países y el usufructo de las riquezas naturales de éstos, tiene muy claro que escondía algo más que la buena voluntad y, de allí, se plantea la interrogante sobre si el representante chileno no se dio cuenta de lo que se tramaba o simplemente es parte de este truco.

Lo primero para afirmar corresponde a la Corte Penal Internacional, organismo controlado por Estados Unidos y cuyo papel ha sido habitualmente (excepto en algunas decisiones con algún grado trascendente a nivel internacional), a favor de los intereses de las multinacionales o de gobiernos avasalladores , incluso legitimando la intervención en Libia de la cual sabemos su realidad: de ser en la región la nación con uno de los más altos niveles de vida y una estabilidad adecuada, pasó a ser escenario de asesinatos, destrucción de sus riquezas y negocios por parte de compañías euro norteamericanas, donde las masacres son permanentes.

Lo segundo es que el objetivo real es impedir que las dos naciones con mayor futuro en el nuevo mundo, Rusia y China, posean el poder de veto para quitarles el rol protagónico que han tomado en la defensa de las libertades autonómicas de los pueblos.

El caso de Ucrania, donde el nazismo se ha hecho realidad junto a mercenarios como parte del ejército “nacional”, horroriza con la masacre de Odessa (donde murieron quemadas más de 30 personas por parte de las hordas fascistas), y demuestra que la realidad parece no llegar a los Cancilleres cuya obligación es poseer toda la información referida.

Por ello, creer en ingenuidad respecto al apoyo dado a Francia es factible dada los datos parciales que puede tener un funcionario o por responder a las órdenes recibidas, pero no darse cuenta de la trampa que sigue es imperdonable para quien debe velar por la paz mundial y su alta responsabilidad lo exige.

Hasta el día de hoy, no existen las pruebas del uso de armas tóxicas por el gobierno de Bashar Al Assad y sí han sido presentadas públicamente aquellas que confirman que los terroristas las usaron… y quiénes son sus patrocinadores. Tampoco están las pruebas de las masacres del ejército y sí los videos de degollamiento de ciudadanos inermes, junto a la destrucción de personas e infraestructura vital en esa nación, por Al Qaeda, socio de la Casa Roja.

Independiente de la calificación basada en consignas, corresponde a todo gobierno que emita pronunciamiento sobre la equidad actuar en consecuencia. Es una tarea para debatir o rebatir con argumentos mucho más allá de slogans o diatribas.

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