Cuba clave en la paz en Colombia

En los cincuenta años de conflicto entre el Estado colombiano y la guerrilla, Cuba de alguna manera ha estado presente, en unos momentos dando entrenamiento a los grupos insurgentes y en otros facilitando las negociaciones y la distensión.

En 1961 el entonces presidente Alberto Lleras Camargo rompió relaciones con Cuba. Como argumento de la decisión, Lleras sostuvo que Cuba se estaba convirtiendo en promotor de grupos guerrilleros en América Latina, y Colombia ya vivía los días previos al nacimiento formal de las FARC y del ELN.

Las relaciones entre las dos naciones volvieron a reanudarse en la administración de César Gaviria y desde 1981 hasta 1991 el tema Cuba siempre estuvo en la agenda de seguridad y paz de los gobiernos de Colombia.

Para el ex embajador colombiano en la Isla, Julio Londoño, Cuba está en la agenda de paz de Colombia porque “ha demostrado una gran capacidad para ser facilitador y genera confianza entre las partes”, pero también considera que los mismos cubanos son conscientes de que el tiempo de la lucha armada ya pasó.

La ex embajadora de Colombia en Cuba, Clara Nieto, agrega que las FARC tienen confianza en Cuba, pero además las autoridades cubanas quieren “ayudar a Colombia, no sólo por la paz misma, sino porque en su opinión dejaría sin pretextos a Estados Unidos”.El Departamento de Estado tiene incluida a la nación antillana en una lista de países que amparan el terrorismo internacional.

El Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) confirmaron el cese de los acercamientos exploratorios para negociar la paz y anunciaron que el diálogo de paz se instalará en la segunda quincena de octubre en Oslo y continuará en La Habana, sin plazo fijo, los gobiernos de Cuba y Noruega serán anfitriones y garantes, mientras que los de Chile y Venezuela figurarán como acompañantes del proceso.

Los cinco puntos que conformarán la agenda de diálogo son el desarrollo rural y mayor acceso a la tierra, garantías del ejercicio de oposición política y participación ciudadana, fin del conflicto armado, que implica dejación de las armas y reinserción a la vida civil por parte de los guerrilleros, búsqueda de solución al problema del narcotráfico y derechos de las víctimas.

Mientras sesiona la mesa de paz las operaciones militares continuarán con la misma intensidad, según confirmó el presidente Santos; por su parte las FARC no pidieron una zona aislada de conflicto, de despeje, durante la fase exploratoria a diferencia de lo que sucedió en las conversaciones de San Vicente del Caguán entre 1999 y 2002.

Esta vez no hay concesiones militares. El mismo día que anunció las negociaciones Santos ordenó redoblar la ofensiva contra las FARC. El presidente colombiano no quiere dar argumentos a los sectores políticos que son enemigos del proceso de paz, pero desde el uribismo argumentan que sin cese de hostilidades el país se desangrará en medio de las negociaciones.

Sin embargo, analistas colombianos destacan que un cese total de hostilidades no se puede lograr rápidamente y menos aún cuando Colombia va a entrar en un proceso electoral. Los comicios serán en 2014 y el actual Presidente podría buscar la reelección.

Acusado por el ex mandatario Álvaro Uribe como “blando con los terroristas”, a pesar del distanciamiento, Santos ha mantenido su política militar de línea dura frente a la guerrilla y durante los dos primeros años de gobierno el ejército dio muerte a Alfonso Cano y Jorge Briceño, los dos comandantes más importantes de las FARC.

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