¿La guerra santa o la guerra de Obama?

Es bueno que sepamos que para América Latina y para el mundo en general, da lo mismo un republicano que un demócrata al mando de los Estados Unidos de Norteamérica, pues lo que a ellos les interesa es simplemente el tema de la política interna y al resto del mundo lo tratarán con mayor o menor respeto según sean sus necesidades. La continuidad está dada quienes controlan el poder, más allá de las fortalezas o debilidades de quien ejerza el cargo de presidente.

Salvo que el candidato republicano se siga equivocando, lo más probable es que Obama deba seguir adelante con su plan de reelección: necesita de la guerra, mostrar que él es mejor que Bush, más patriota, más eficiente en la guerra contra los enemigos. Porque no sólo no ha cumplido con sus promesas de paz (desmontar Guantánamo, por ejemplo) sino que ha sido un activo belicista (recordemos la escena en que fue asesinado Osama, presenciada por el Presidente con evidente fruición), pese al premio de la paz que le regalaron por lemas de las campaña electoral.

Preparando la guerra, alienta variadas provocaciones de Israel a Irán y de sus propios connacionales al mundo musulmán. Paralelamente moviliza sus tropas, pone en marcha a la escuadra en un despliegue sin precedentes y quiere mostrarse como el campeón de sus posiciones ante el mundo.

Probablemente no necesite llegar a la confrontación misma, pues le puede bastar con mantener la tensión y mostrarse como el paladín del mundo libre. Lo que le interesa es ganar las elecciones y para ello todo le está permitido. Siguen sin entender que la verdadera tranquilidad de su país se basa, no en el continuo enfrentamiento, sino en la construcción de una paz verdadera y estable, sustentada en acuerdos sólidos gracias al respeto de todos los pueblos.

El vulgar y ordinario producto audiovisual en el que se ofende a Mahoma y a sus seguidores ha provocado duras reacciones en mucha gente fuertemente religiosa. Las creencias del Islam son poderosas porque las personas las toman como forma de vida.

No es como entre otros grupos, por ejemplo católicos, quienes proclaman la opción preferencial por los pobres mientras viven en la opulencia y el derroche. El ánimo beligerante que se ha desatado en el ámbito de los musulmanes es la expresión de la ira popular frente a la ofensa de su religión.

En el mesurado occidente cristianizado (aunque algunos no sean creyentes), donde se considera el derecho de las personas a la libertad de expresión por sobre otros valores (hasta que aparezca Assange), se extrañan de estas reacciones, pues no entienden la fuerza de la fe como guía de las vidas de las personas, sino como simples entelequias intelectuales carentes de vitalidad.

Poco pueden extrañarse quienes han justificado guerras con su fe, bendecido armas para invadir pueblos indefensos, organizado cruzadas por siglos para defender enclaves económicos y de poder con justificaciones religiosas, condenado a muerte a personas simplemente por tener visiones distintas o posiciones diferentes frente a lo establecido (¿Recuerdan a Juana de Arco y Giordano Bruno, por ejemplo?).

Quienes debían dar el ejemplo con el mensaje de Jesús en cuanto a poner la otra mejilla y amar al prójimo, tender la mano al enemigo y dar la capa además del manto, tienen siempre la capacidad represiva, la violencia, la destrucción del otro como soluciones fáciles e inmediatas ante sus dificultades. Pero alzan voces y rasgan vestiduras cuando mil millones de seguidores del profeta son ofendidos en aras de la libertad de expresión y algunos de ellos se lanzan a las calles en protesta.

¿Controversia de valores? ¿Confusión de intereses? ¿Criterios distintos para medir situaciones similares? Simplemente el vulgar autoritarismo de los que se creen superiores y no comprenden a los demás, porque miran sólo sus propios derechos, no estando dispuestos a reconocer como iguales a quienes tienen visiones, creencias, culturas e intereses diferentes.

Es una lástima, pero los pueblos del mundo musulmán han caído en la trampa tendida por el gobierno de los Estados Unidos y si bien espero que se logre evitar la guerra, no se podrá eludir este clima bélico que tanto daño hace a los más débiles, a los más pobres. Y a la humanidad misma.

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