Ollanta Humala, espionaje

Ollanta Humala presidente del Perú ha acusado a Chile de utilizar sub-oficiales de la marina peruana para ejercer espionaje. De confirmarse la acusación, piensa el Presidente, sería gravísima.


Chile ha dado que yo sepa dos respuestas. La primera ha sido negar absolutamente la verdad de la acusación, la segunda defender el espionaje como algo normal entre los países. El Presidente peruano buscaría armar conflicto con Chile para aliviar problemas de política interior.


La verdad es que donde hay Fuerza Armadas, donde hay competitividad y desconfianza, donde se miente y se finge, ahí habrá espionaje. Todos los espionajes posibles. Los propios nacionales no sabremos donde está la verdad, Chile tiene un “Libro abierto” donde estaría la verdad de su armamentismo; sabemos que todo es mentira y fingimiento lástima que tengamos que poner nuestra seguridad en estos fingimientos. La seguridad y nuestra dignidad.


El espionaje y la mentira son sub-productos de una competencia armamentista entre los pueblos y la desconfianza entre ellos; lo peor es que este armamentismo y desconfianza se ha convertido para Chile en base de su política internacional. Ahora particularmente ante el conflicto con Bolivia, Chile pretende mostrarse poderosa y dominante, aplicando mal tal vez su desgraciado lema “Por la razón o la fuerza”. Se equivocan nuestros gobiernos y nuestro parlamento con sus “Comisiones de defensa”.


Está claro que no hemos aprendido la lección que nos tendría que haber entregado el conflicto con el Perú que nos llevó a la Haya. Ha contrastado nuestra torpeza con la correcta diplomacia del Perú.


El Perú nos pidió que dialogáramos nuestro diferendo por sus territorios marítimos.Nosotros no quisimos. El Perú recurrió al arbitraje internacional, cosa perfectamente legítima y correcta. Nosotros lo interpretamos mal como una actitud “inamistosa”.


Pasamos años. Dos períodos presidenciales, resentidos y hasta con compra de armas.Quisimos convencer a nuestra población que teníamos la razón. El tribunal falló a favor del Perú. Y con razón. Nuestro famoso paralelo les estaba robando tierras marítimas a que tenía claramente derecho.


No reconocimos nuestro error y dejamos engañados y resentidos a nuestra población.


Nuestro diferendo con Bolivia es evidentemente bien distinto del que tuvimos con Perú, pero la solución irá por el diálogo y la comprensión.


La solución nos pedirá un cambio total de enfoques, de presupuestos, de sistemas en nuestras relaciones diplomáticas, cambio también de personal.


Todo esto no será fácil. Solucionar nuestro problema con Bolivia parece que implica conjuntamente un cambio cultural en nuestro país. Superar nuestro belicismo innato.Hay que dar pasos hacia cada objetivo.


Hemos de comprender que los nuevos tiempos piden nuevas actitudes y nuevas soluciones, renovar nuestros odres (vasijas) viejos de otros siglos si queremos entrar en el mundo nuevo de relaciones humanas solidarias y civilizadas.

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