Y ahora… ¿quién podrá rescatar a los españoles?

Mientras en el mundo entero se habla del bullado “rescate a España”, Mariano Rajoy (PP) con sus acostumbrados malos oficios en el arte de comunicar y a partir de su irrefrenable tentación por distorsionar la realidad y manipular la verdad, ha intentado hacerlo aparecer en algo así como que los españoles se hubieran ganado la Lotería.

Como si España en vez de haber sido objeto del más grande rescate financiero de la historia -con las nefastas y previsibles consecuencias que están por verse- se haya ido de visita de los reyes magos, como señalaba ayer el zigzagueante líder opositor, Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE).

Incluso, en una de sus desacostumbrada comparecencias ante los medios de comunicación, la megalomanía del mandatario “Popular” no tuvo límites llegando incluso al auto elogio: "Si no hubiéramos hecho los deberes, ayer se habría intervenido el Reino de España", espetó. Cuando en verdad se trata de un artero conjunto de “hachazos” al estado del bienestar, ni más ni menos, con el que tiene al país al borde del precipicio.

Al margen de la política del “digodieguismo” (“donde dije digo, digo Diego”, una verdadera institución nacional) a la que nos tiene acostumbrado el gobierno de los “Populares” y su líder, lo cierto es que estamos en presencia de un rescate en toda regla; prueba de ello, es que el “creditazo” de hasta cien mil millones de euros (hay quienes dicen que se quedan cortos) será entregado al Estado para su administración (y posterior distribución a la banca), quien firmará el crédito y todos los compromisos virtualmente en calidad de aval solidario.

O sea, este rescate del otrora “mejor sistema bancario del mundo” -como decía Zapatero hace tan solo unos meses- lo avalan, insólitamente, todos los españoles, sin concederles explicación alguna. Sin pedir responsabilidades, ni que paguen y devuelvan las obscenas gratificaciones que se han llevado para su casa los que han ocasionado todo este desastre, y lo que es peor aún, sin siquiera preguntarles.

Por ello, han salido al paso numerosas críticas y no menores interrogantes que han puesto todas las señales de alerta respecto de la llamada “letra chica” que conlleva toda esta maniobra financiera. ¿Qué representará para los españoles de a pie este aparatoso rescate?

Y, lo más importe aún, ¿no existe otra manera de resolver la crisis, de generar empleo y estimular el consumo que no sea inyectándole (más) dinero a los mismos que han provocado la crisis?

Sinceramente, dicho mal y pronto, esto suena como a poner el gato a cuidar la carnicería.Pues resulta evidente, que otra de las grandes mentiras que han instalado los dueños de la palabra con sus tácticas de la “guerra psicológica”, es que si se hunde la banca nos hundimos todos.

¿Será por ello que han optado por hundir a la ciudadanía? ¡Parece ser que no han advertido estas lumbreras de turno que si se hunde la ciudadanía se hunde España entera!

Lo cierto, es que habrá que esperar para ver los efectos que supone el “creditazo” del siglo, para la gente y la economía española en general. Para poder comprobar si se producen alzas de impuestos, IVA y, muy especialmente, un brusco ajuste del sector bancario (con una gran reducción de tamaño y balance), como ya ocurrió con los desastrosos rescates de Irlanda, Portugal y Grecia.

La apuesta que hacen algunos –los menos catastrofistas- es que en definitiva quedará un máximo de dos o tres grandes grupos bancarios y habrán serios efectos (daños) colaterales en materia de pensiones, desempleo y otras partidas de gasto social. ¡Era que no!

Por último, cabe preguntarse, luego de toda esta pestilente “corrida” financiera, ¿quién podrá rescatar a los “españoles” de los banqueros corruptos y de los políticos mentirosos, de su especulación e incompetencia y de sus promesas incumplidas; y de la impunidad, el fraude tributario, de la falta de trasparencia, igualdad y derechos sociales, de esta secuestrada democracia? La respuesta parece no estar ni en “El Chapulín Colorado”.

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