Fin a los Auschwitz chilenos

El informe de la PDI - conocido por CIPER - sobre las muertes de 1.313 niños, vulneración de sus derechos, abusos en toda su gama y maltratos ocurridos en los centros del Sename e instituciones colaboradoras, evidencia de manera inhumana la decadencia moral y ética entronizada como nueva política, epidemia grotesca y sin límites vigente en Chile.

Urgen nuevos líderes que tomen conciencia de esta vergüenza nacional para que combatan los crímenes, las políticas de exclusión, verdaderos genocidios, Auschwitz chilenos, en contra de nuestros niños pobres, descartados, vulnerables y sin voz.

Quedará en la memoria popular, como estigma cruel y cobarde, para las futuras generaciones los nombres de los gobiernos que amparan en el silencio y la impunidad estos hechos homicidas propios de bárbaros.

Se precisa una persecución penal y máximo rigor de la ley para los culpables de estas acciones crueles, degradantes y delictivas.

Es hora de terminar con los centros directos e indirectos del Sename y que dejemos a los niños bajo la protección de la propia familia o quienes pudieran hacer las veces de tal.

Consecuente con lo anterior, es el municipio quien debería en conjunto con sus vecinos, catastrar a la comuna, a fin de detectar a la familias vulnerables y a los niños en riesgos inminentes.

Así, con antecedentes precisos velar para que vivan con dignidad, puedan estudiar, alimentarse, vestirse y medicarse adecuadamente. 

Sin duda, que una mamá en la ribera del Mapocho se preocupará más y le dará un futuro mejor a ese niño que lo que hace el Sename: vivirá mejor, nadie lo matará, llegará a viejo, será amado, abrazado con ternura, amor y afecto.  Situación a la que no deberían restarse los profesionales del área social comunal.

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