¿Nunca más en Chile?

Para la gente joven que no conoció el terrorismo de estado y por si a los demás nos falla la memoria, vale la pena recordar quién es el homenajeado en la municipalidad de Providencia.

Miguel Krassnoff Martchenko era un brigadier del ejército, que alcanzó al grado de coronel y que llegó a ser uno de los más crueles torturadores y mandamases de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA).

En los procesamientos que pesan sobre él por delitos de asociación ilícita, secuestros (desapariciones), asesinatos y torturas, se encuentra ligado a otros nombres como Manuel Contreras Sepúlveda, Herman Brady Roche, Marcelo Moren Brito, Raúl Iturriaga Neumann, Pedro Espinoza Bravo y Osvaldo Romo Mena. Todos condenados por gravísimas violaciones de los derechos humanos.

Las penas que reúne Krassnoff suman 144 años de cárcel por 23 condenas en nuestro país.

Además tiene pendiente una solicitud de extradición desde Francia por ser juzgado culpable de secuestro, tortura y desapariciones en Chile de Jorge Klein, Etienne Pesle y Alfonso Chanfreau, ciudadanos franceses.

A su historial se agrega el procesamiento por asociación ilícita dictado la semana pasada por el ministro en visita de la Corte de Apelaciones de Santiago, Alejando Madrid, en contra de cinco ex integrantes de la DINA, entre los que se encuentra Krassnoff. En el caso, conocido como “Operación Colombo”, 116 personas fueron asesinadas en el exterior entre 1974 y 1975, publicitándose que correspondían a auto ajusticiamientos por rencillas internas de grupos extremistas.

Como si esto fuera poco, el homenajeado ha sido reconocido por innumerables víctimas como quien los torturó en persona. En los procesamientos que ocurrieron el año 2003, fue sometido a intensos careos con familiares y sobrevivientes de Villa Grimaldi, uno de los más conocidos centros de detención de la DINA, en la comuna de Peñalolén, y que hoy está convertido en el Museo nacional Parque de la Paz.

En aquella época, varios abogados denunciaron más de mil casos de aplicación de tormentos, entre los cuales, más del 80% ocurrieron donde operaba Krassnoff.

Para no olvidar el contexto en el que se sitúa la actuación de Krassnoff, se puede acudir al informe sobre los casos de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos que elaboró la Comisión Rettig en los inicios de los 90, que develó un verdadero magnicidio perpetrado por el terrorismo de Estado, entre cuyos ejecutores estaba el brigadier.

Posteriormente, el año 2003, se formó la llamada “Comisión Valech”, presidida por el Obispo católico Sergio Valech, e integrada por otras siete personas honorables y transversales en sus opciones políticas, que tuvo el encargo de complementar el informe de desapariciones y asesinatos, con hechos de tortura y maltrato cometidos como política de estado y ejecutados por miembros de sus instituciones.

En la presentación de este informe, los comisionados señalan: “Hoy, después de meses de escuchar relatos íntimos, susurrados, relatados con dolor y hasta llanto, y de ver las marcas físicas y sicológicas, así como las lesiones personales y familiares –algunas sin reparación alguna que restituya lo perdido- de tanto chileno y chilena preso y torturado, no nos asiste la menor duda de que esta parte de la verdad también nos era debida… Más de treinta mil personas han desfilado ante nosotros, las hemos visto y las hemos escuchado… y más de treinta mil veces hemos escuchado el estupor, el temor, la impotencia que aún genera la dignidad violada por agentes del estado… Después de mucho escuchar, aún nos cuesta imaginar la infamia de una agresión sexual, el desprendimiento indecoroso al pudor debido a toda integridad, la agresión física repetida para arrancar pretendidas confesiones, la corriente eléctrica, los golpes simultáneos a los oídos conocidos como ‘el teléfono’, y ese ingenio malévolo que poseemos los humanos cuando nos ensañamos con una víctima o simplemente hacemos ostentación de nuestro poder. Deseamos que este esfuerzo compartido sea un aporte al ‘nunca más’ por todos deseado”.

El valor del esfuerzo y el deseo de los comisionados que elaboraron el informe Valech, de que éste sirva para que se haga realidad el “nunca más por todos deseado”, ha sido puesto entre signos de interrogación.

La iniciativa de hacer un homenaje a Krassnoff, las adhesiones recibidas, las justificaciones de otros, los intentos de bajarle el perfil, los errores comunicacionales y los silencios que otorgan, hablan de una debilidad del “nunca más” y del “por todos deseado”.

Por ello es tan necesario mantener la memoria, si queremos que no se repita la historia.

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