Sename, cuando la rapidez es eterna

Nos preocupa la información que trascendió, poco antes del  traspaso del gobierno, en torno a cerca de 900 sumarios en curso,uno de cada cuatro de ellos por maltrato. Con plazos que exceden los estándares básicos de investigación es, sin duda, un elemento que paraliza a la institución cuando uno de cada siete funcionarios se encuentra sujeto a este procedimiento. Es por lo mismo necesario que la nueva autoridad emprenda con celeridad este primer elemento a fin de contar con su capacidad efectiva y tomar las acciones que corrijan este aspecto que afecta directamente el bienestar de los niños en el sistema de protección.

No menos importante es lo que está sucediendo a partir de las licitaciones en el sistema residencial, donde la no concurrencia de oferentes está gatillando la falta de cobertura, que puede terminar afectando a alrededor de 1500 niños. Es evidente que estas situaciones son un pesado lastre que profundiza aún más la crisis de un sistema que no da las respuestas necesarias.

Hay numerosos informes que abordan la realidad del Sename desde distintos ángulos, y parece existir un amplio consenso de los riesgos que sufren los niños y lo perentorio que resulta priorizar acciones que saquen de la inmovilidad la gestión de una institución golpeada no sólo por los problemas de gestión interna sino por el abandono de la intersectorialidad que debe darle soporte.

En otras palabras, salud no puede excusarse de no haber priorizado el diagnóstico y la atención física y mental de los niños en las redes públicas, más aún cuando existieron incluso compromisos presupuestarios de larga data para implementar salas especializadas.

Educación no puede eximirse de las tasas de deserción escolar y la necesidad de cobertura con programas efectivos de reinserción educativa, o Desarrollo Social procurando dispositivos desde el Programa Chile Crece Contigo.

Asimismo, sólo 1 de cada 4 niños puede acceder a representación jurídica en los casos que la ley determina, 1 de cada 3 puede conversar siquiera con un juez, en ese contexto un derecho básico como acceder a la justicia parece estar aún muy lejos de ser una realidad para justamente quienes más lo necesitan. Adicionalmente, la representación jurídica que depende del Estado se limita ante el mismo Estado cuando éste es el vulnerador del niño, lo que hemos observado ocurre frecuentemente.

Es por esto que el desafío en el nuevo gobierno requiere de profundas capacidades políticas y técnicas.

Más que nunca es necesario actuar con sentido de urgencia, no habrá tiempo para inducciones, lamentablemente deberá resolver y liderar desde el primer día, se acabó la holgura, el sumergirse en evaluaciones que aunque sean breves son eternas a los ojos de quienes padecen la negligencia y desprotección de quienes debieron garantizar sus cuidados, bienestar y derechos. 

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