El hombre nuclear

Según El Mercurio, en su edición digital de ayer, la Energía Nuclear sigue en estudio para asegurar su viabilidad según criterios de seguridad en Chile, según comentó el Presidente Piñera en el exterior.

Luego de la amplia crítica que tiene en Chile su uso, del accidente de Fukushima, de las estrategias de salida del mundo europeo para cerrar progresivamente todas las centrales nucleares es, sin duda, quemarse en exceso hablar a favor de ella como hace un año atrás.

Según la Radio de la Universidad de Chile en su edición digital de hoy las palabras del presidente sólo confirman lo que la semana pasada señaló el Ministro de Energía -Rodrigo Álvarez- en el sentido de que durante el mandado del presidente Piñera no se realizarán proyectos de este tipo.

Es sabido que sin marco regulatorio no hay posibilidad alguna de implementar proyectos, y con la velocidad en la que opera el Estado -del cual también he sido funcionario, por cierto- es imposible que en los próximos dos años existan los contenidos mínimos para concretar un proyecto nuclear.

La ubicación, protocolos de seguridad, sistemas de generación y distribución, acuerdos para procesar desechos, no existen. Así las cosas esa frase es tan clarificadora como escuchar al mismo presidente señalar que en los próximos 24 meses Chile ha descartado de plano la construcción de una estación espacial...

Como decir que nos quieren ver la cara de giles sería poco adecuado, convengamos al menos que este juego nuclear no ha cambiado demasiado. Y aquí un datito no menor: El presupuesto propuesto para la energía nuclear en Chile y su desarrollo triplica -al menos- los montos destinados para invertir en Eficiencia Energética.

Y si sumamos el presupuesto de desarrollo de Energías Renovables y el de Eficiencia aún no alcanzamos los nueve mil millones para nuclear. Ello contraviene toda lógica, especialmente cuando han sido múltiples las voces de Chile y el mundo que han señalado que una de las principales “fuentes de energía disponible” hoy es la eficiencia y el ahorro aplicado a sectores de consumo intensivo de energía, entre otros aspectos. No por nada se están solicitando ajustes en el presupuesto en la Cámara de Diputados.

Casi 4 de cada 5 chilenos se opone al uso de energía nuclear. El rechazo a la idea es aún mayor que la tasa de simpatizantes con las demandas de los estudiantes. Quienes están a favor defienden tres ideas: que es controlable y segura, que permite dejar atrás el carbón y parar el cambio climático, y que su escala permite proyectos de menor escala.

Todas estas ideas son -a lo menos- discutibles. No entraré en precisiones pero claramente la energía nuclear ha demostrado ser insegura e inestable. Ni en las plantas, donde accidentes no se reportan a diario, ni en relación al manejo de desechos.

En Greenpeace estamos aburridos de denunciar las pésimas condiciones en que aún hoy se maneja la basura radioactiva y los costos que eso tiene para territorios y personas.

Y de muestra un botón: tanta sospecha a priori sobre la fidelidad de Tokio Electric Company, resultó más que fundada. En efecto días antes del terremoto japonés estábamos desarrollando una sistematización de accidentes para demostrar que luego de Chernobyl los protocolos de seguridad eran deficientes y continuaban con problemas. Allí era evidente que Tokio Electric era irresponsable y ya ve usted.

La cantidad de centrales nucleares que se requieren para limitar la presencia del carbón es gigantesca, y cuando faltan años para que empiecen a operar, claramente es mejor invertir con vistas a un futuro que -y lo dicen a gritos los expertos- debe basarse en fuentes renovables, limpias y seguras.

La energía nuclear no detiene el cambio climático. Sus desechos contaminan y por si fuera poco generan serios problemas armamentistas en las naciones que se endeudan para tenerlos.

La menor escala de centrales tampoco es posibilidad real. Sobre todo porque los lobbistas nucleares han dicho claramente que luego de Fukushima se comprobó que centrales viejas y de mediano tamaño deben ser reemplazadas con otras mayores, más costosas bajo un plan de inversión fuerte. ¿Le fallaron los frenos de su auto y chocó? La automotora que se lo vendió le dice que le vende otro que para no tener los mismos problemas, cuesta el doble.

Cada vez que escucho al presidente (o presidenta) hablar del tema energético sin entrar a profundizar en él, en sus contradicciones de fondo, es como escuchar a un rehén de un grupo talibán apresado por intereses que lo superan y mantienen maniatado.

Esa es la industria nuclear y al menos eso queda claro cuando las noticias tocan el tema.

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