Malas políticas públicas ¿poca inteligencia o conflicto de intereses?

No poco escozor ha causado la reciente publicación del nuevo plan de descontaminación de Santiago por la intención de incluir restricción permanente a los vehículos. Volvemos a escuchar la promesa de 'descontaminación' gracias al increíble cambio tecnológico, y que quienes tengan 'autos contaminantes' deberán aceptar que su vehículo es parte del problema y teóricamente usar transporte público los días en que este plan designe. Sin embargo, analicemos un poco más de cerca el problema.

Autos menos contaminantes. De acuerdo con el ministro de Transportes los vehículos nuevos contaminan 27 veces más. (1) El ministro no especifica en qué estudio basa dicha conclusión, probablemente compara normas de emisiones de fábrica. ¿Qué tan cierto es eso? ¿Es posible comparar contaminación de vehículos sólo por medio de la norma que rige su fabricación?

¿Podemos confiar en los certificados del fabricante después del escándalo Volkswagen? En la práctica, todos los vehículos en el territorio nacional para poder circular deben cumplir con la Norma Sobre Emisiones de Vehículos Motorizados Livianos (http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=11031) última versión del 2012, es decir, todos los vehículos tienen permiso para contaminar lo mismo.

Un vehículo 2016 ó 1995 en esencia puede contaminar lo mismo. Factores como la calidad del combustible, periodicidad en la mantención, calidad de repuestos utilizados, estilo de manejo, son factores que en la práctica son tanto o más importantes que la norma que cumple el vehículo en su origen.

Efecto sobre el del parque vehicular. En la práctica 1.096.000 de los 1.780.000 estarían afectados por la restricción; es decir, tenemos 1 millón de autos que serán reemplazados al corto o mediano plazo. De acuerdo con el artículo, el crecimiento del parque vehícular es del orden del 7% anual, casi 125 mil vehículos nuevos al año.

En otras palabras, si la medida es aprobada, en las calles tendremos que convivir con aproximadamente 3 millones de autos (2.8 millones al considerar 20% de restricción), en lugar de los 2 millones que tendríamos por crecimiento orgánico.

Calidad de vehículos. Producto de la depreciación producida por la nueva ley, es esperable que buena parte de los vehículos afectados por la medida sean reemplazados por vehículos de gama baja. Al mediano plazo, a pesar de la norma Euro IV (ó Euro V para los Diesel) cumplirán con lo que les permiten la ley, al igual que los autos antiguos. Por otra parte, se incorpora la restricción a motocicletas. Siendo el vehículo más ágil, con bajos tiempos de viaje, que no genera congestión.

Efecto global sobre la contaminación.  Cualitativamente, tendremos un parque vehícular efectivo (en circulación) que crece, y por ende los tiempos de viaje, el material particulado por 'levante' del polvo en las calles, bajando la ya pobre eficiencia del sistema de transporte público. Todo esto son factores que directamente aumentan la contaminación, empeoran la calidad de vida de los habitantes, y genera una cantidad de chatarra de vehículos con un bajo valor económico.

¿Quién se beneficia de esto? Es una buena pregunta, sobre todo en época de elecciones. A un valor promedio de 5 millones por auto (venta), en que sólo un 30% del parque se cambie al día de hoy, tendremos que si se reemplaza un 30% al corto plazo, un potencial negocio de 1.5 billones de pesos (2.200 millones de dólares).

El banco rentará 10% de la operación, recibiendo 200 millones de dólares y el Estado recibirá un valor similar por concepto de IVA.

Al corto plazo se verá un efecto positivo en el crecimiento del país, a costa del bolsillo de los consumidores (que son los mismos contribuyentes). En términos globales, Chile invierte estos miles de millones de dólares en autos, en lugar de educación, salud, o pensiones dignas.

(1)  http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2016-10-07&PaginaId=66&bodyid=0).

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