Adiós a un demócrata

No hay palabras para describir la profunda tristeza que nos embarga como partido tras la muerte del Presidente Patricio Aylwin Azócar. Grandes hombres del servicio público y la política están ligados a nuestro partido, hombres que jugaron papeles cruciales en momentos gloriosos y críticos de la historia de nuestro país.

Cada gran proceso de cambio, cada gran proceso social, tiene a un Demócrata Cristiano entre sus páginas, siempre aportando lo mejor de sí para hacer que Chile siguiera avanzando con justicia, con solidaridad, con humanismo y con un profundo e irrestricto respeto a la dignidad de las personas y a los derechos humanos.

Patricio Aylwin debió enfrentar quizás los periodos más tensos, difíciles y épicos de la historia política reciente. Con la perspectiva del tiempo hoy podemos decir que su rol en la transición de la dictadura a la plena democracia fue extenuante y demandó una enorme dosis de sabiduría y justicia. El país no estaba para darse gustos, el país estaba en una situación delicada y la madurez con templanza de don Patricio era la única opción viable para alcanzar una transición exitosa.

Se cometieron errores, claro que sí. Al igual que lo hicieron otros en el pasado y al igual que lo hicimos nosotros en los tiempos en los que debimos jugar roles dirigentes en política. Pero así es esta actividad: se aprende de los equívocos, se avanza más rápido con los aciertos y por sobre todo, se aplica la responsabilidad política para dar coherencia a los gobiernos.

En estas palabras quiero reflejar más que hechos políticos, una profunda admiración desde lo personal y lo humano.Cuando en estos momentos está tan de moda la descalificación, la desconfianza ciega y la sospecha a priori, es cuando se echa de menos a personas de la talla de Patricio Aylwin. En política y en la vida, no se puede pasar por encima de nadie ni hay que faltar el respeto a nadie.

Lo hizo don Patricio con sus aliados políticos al hacer un gobierno transversal, lo hizo con Pinochet quien dirigió una dictadura cruenta, lo hizo con la gente que esperaba un nuevo Chile tras esos años de oscuridad. Lo hizo siempre, porque la dignidad humana siempre debe ser respetada.

Este es el adiós a un demócrata. A uno que nunca dejó de buscar acuerdos duraderos, sólidos y transversales que nos permitieran avanzar en grupo y no desde las trincheras.

Es un adiós a un hombre que fue capaz de poner a Chile y a su gente siempre por delante a los intereses personales e incluso partidarios. Las nuevas generaciones tienen mucho que aprender de la historia, pero no sólo de la historia de hechos y fechas claves.

La historia se aprende también de actos personales, de sacrificios humanos, de entrega íntima que está escrita en personas como Patricio Aylwin Azócar.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado