Clase media = jaula de deudas

El discurso de la UDI, RN, Evópoli y el gobierno, ante el Coronavirus, y la calamidad económica provocada por las cuarentenas, se ha centrado siempre en el argumento de que se debe salvar a la “clase media”, Discurso mañoso, tramposo, pues lo que buscan en el fondo es que no se le escapen votos (y clientes) de quienes ellos llaman “clase media”, que en la realidad no es más que un sector de los explotados de este país.

Un sector que accede a trabajos mejor remunerados que quienes son clasificados de “pobres”, lo que los convierte en potenciales deudores de los bancos y las grandes tiendas, gracias a la mentalidad consumista de una significativa parte del núcleo, sumado a sus aspiraciones de ser, o parecerse, a lo que llaman “clase alta”.

Y ojo, no estoy diciendo que no se deba a aspirar a trabajos mejor remunerados, a vivir cómodamente con casa propia, con acceso a la salud y educación de calidad, entre otros derechos. No.

A lo que voy es que a todo eso se debe aspirar y acceder entendiendo que es un derecho social básico. No aspirar a escalar de “una clase” a “otra clase”, que es lo que ha inoculado el capitalismo en general, y el capitalismo neoliberal en particular, en la mentalidad de muchas personas, transformado las aspiraciones legítimas de una vida mejor en una jaula de deudas.

En una democracia verdadera, sobre la base de una Constitución nacida de la legitimidad ciudadana, el Estado debe garantizar a todos los habitantes del país el acceso al trabajo, vivienda, salud y educación como derechos inalienables. Además, debe regular los precios de los medicamentos, alimentos y vivienda, no permitiendo más abusos ni explotación.

La llamada “clase media”, como se comienza a conceptuar, valorizar y promover a un sector de los explotados, desde la dictadura hasta nuestros días por parte de la derecha empresarial y oligarca, y con el aval de la Concertación desde 1990 a la fecha, ha servido como muro de contención entre explotados y explotadores, como una manera de mantener a raya las protestas y organización de la llamada “clase pobre” para que no invada el territorio de la llamada “clase alta” y recupere, a punta de insurrección, lo que le ha sido robado durante años de explotación y abusos de todo tipo.

¿Puede cambiar todo esto? Por supuesto, Chile tiene que dejar de ser una cifra económica, una especulación en la bolsa de valores, una mentira del PIB per cápita, y para eso debe ser reindustrializado y recuperadas las empresas estatales privatizadas fraudulentamente por la dictadura así como las fomentadas posteriormente.                      

No existe otra solución para que haya justicia social de verdad y ésta no sea solo ofertones en períodos de elecciones.

Por otro lado, los partidos políticos deben dar paso a otro tipo de organizaciones, porque han sido un fracaso como administradores políticos del país.

De lo contrario seguiremos escuchando por décadas, e incluso siglos, que se debe salvar a la “clase media” mientras los abusos y explotación siguen siendo solo anecdotarios en los programas de televisión y la prensa mercurial. 

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