¿Coherencia o conveniencia?

Voy a hablar de política y sé que arriesgo que usted no siga leyendo esta columna y quizás nunca más lea lo que yo escribo, pero no puedo dejar pasar los eventos de estos días para hablar de algo tan importante y que al parecer en estos tiempos hemos olvidado: la coherencia

Las personas, todas, hemos nacido en distintos sistemas sociales, algunas en situaciones económicas afortunadas y otros no tanto; en familias “normales” (papás, hijos, perrito) y otros con abuelos, tíos o en hogares. Algunos en villas, poblaciones o tomas; hemos asistido a colegios públicos, subvencionados o privados y así, existe un sinfín de cosas que nos sucedieron y nos suceden en la vida que nos hacen pensar, sentir y valorar de una forma distinta unos de otros, ni mejores ni peores, solo distinta, y ¿es normal no?, hemos vivido situaciones diferentes, de acuerdo al contexto en el que nacimos y crecimos.

Pues bien, esto que he señalado, hace que nuestra mente vaya conformando estructuras mentales en cada uno de nosotros sobre la vida, desde pequeños vamos formando nuestra mirada de la realidad y vamos generando nuestra propia opinión de las cosas, y así nuestras estructuras mentales se van arraigando cada vez más a nuestro cerebro y son más difíciles de cambiar, es por eso que cuando un grupo de amigos se juntan en una casa, antes de comenzar el asado dicen: “Acá no se habla ni de política, ni fútbol, ni religión.” ¿Le ha pasado?

Y claro, el dueño de casa no quiere que su fiesta termine en peleas, sabe que entre sus invitados hay gente de Ñublense y Deportes Concepción (para no seguir fomentando el centralismo no nombro a CC y la U), algunos católicos y otros evangélicos y gente de derecha e izquierda, todos con estructuras mentales muy arraigadas  sobre sus preferencias y fundamentos de sobra para defenderlas.

Según muchos académicos e investigadores de las ciencias sociales, nuestras estructuras mentales forman creencias y valores de vida (amor, respeto, solidaridad, entre otros) y esos valores y configuran nuestras conductas, nuestro comportamiento; por ejemplo, si usted cree que robar es malo, genera un valor de honestidad y obvio no va a robar. ¿Simple no?

El punto de esta columna justamente es cuestionarnos si esto es simple o no, porque precisamente el tema de la coherencia es eso, comportarnos de acuerdo a nuestras creencias y valores y no de acuerdo a lo que nos convenga.

¿Usted se ha encontrado en situaciones en donde ha hecho cosas que no siente solo por conveniencia? Yo sí, y también lo he visto. Mentimos con facilidad para no ser castigados. Vemos injusticias y no nos metemos, para no tener problemas.

Somos cómplices pasivos de un robo; nos cambiamos de religión para ser elegidos senadores o diputados; hacemos lindos discursos (de cosas que no conocemos y mucho menos sentimos) para ser populares y hasta somos capaces “de vender a nuestra madre” (como dice el dicho) para alcanzar el poder.

Trabaje en ello, yo lo estoy haciendo.

Pues bien, hace poco supimos que el Partido político Democracia Cristiana ha decidido ir con candidato propio a las elecciones a presidente de Chile. ¡Por fin! Un acto de coherencia de ese partido y sus integrantes, si la Democracia Cristiana siempre ha estado al centro de la ideología política. ¿No fue a ella que Víctor Jara le cantaba que no son ni chicha ni limoná”?

¿Qué hacía ese partido compartiendo reuniones y almuerzos con personas de izquierda como los comunistas?

Conveniencia, claro, pero de la buena, por un objetivo mayor, recuperar la democracia (sí, esa sí, se las aplaudo) pero después ¿para qué? Asegurar el poder, no vaya a ser que en las primeras elecciones a Presidente después de la dictadura vaya a salir uno de derecha (mmmm bueno ya, también se las compro) pero después ¿para qué?

Conozco a muchos demócratas cristianos que señalaban que sus creencias y valores no eran concordantes con los de los demás partidos políticos que pertenecían a la ex Concertación y actual Nueva Mayoría, pero señalaban que estaba en ese grupo por “estrategia”.

Perdón, pero la estrategia, que se utiliza mucho en gestión (y es muy buena por lo demás) no dice que tienes que hacer lo que te convenga rompiendo tus valores, no, en general lo que dice, es que una organización debe actuar acorde a diversos factores del entorno, que la afectan o la pueden afectar y según los recursos internos que tenga, así estará más cerca del éxito, de cumplir sus objetivos, pero todo, de acuerdo al marco de valores y principios que ha definido desde sus comienzos ¿se entiende? 

Porque o si no, podríamos decir que la coalición de las farmacias fue una estrategia, lo que no es cierto, las farmacias nacieron para generar un bien, producto que satisfaga necesidades de la sociedad, y lucrar con eso,  claro está, el marco legal se los permite, pero no nacieron con el fin de aprovecharse de la gente y acordar precios altos de un producto de alta necesidad.

En fin, la sociedad será mejor en la medida que todos seamos coherentes, no iguales, eso es imposible, de hecho es bueno que tengamos miradas distintas de las cosas, diversidad.

Si a usted le causa conmoción la pobreza, pues vaya y ayude, y no se quede sólo con la conmoción, eso es coherencia.

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