De la fallida inscripción a las primarias y otras culpas

El insólito doble error en la inscripción de los candidatos y candidatas a las primarias legales de cara a la elección municipal, no es más que un síntoma de que el sistema de partidos políticos está pasando por uno de sus momentos más difíciles. Más allá de no cumplir con firmas y con llegar al borde del cierre de la inscripción, lo que corresponde es que todos los mea culpas, todo ofrecimiento de disculpas a la ciudadanía, se traduzcan en un rápido acuerdo para zanjar un mecanismo abierto y transparente para elegir a los candidatos.

Pero tampoco hay que confundirse: la Nueva Mayoría, y en especial el partido Demócrata Cristiano, siempre han sido partidarios de las primarias legales como instrumento para elegir a los postulantes a los cargos de representación pública.

La Democracia Cristiana ha usado esta herramienta hasta en sus más pequeñas divergencias, de modo de que no es justo ni responsable atribuir alguna mala intención ni ningún supuesto interés oculto, como lo han sugerido algunas voces irresponsables.

Ya se verá cómo se resuelve legalmente la inscripción, pero lo que debe hacerse con urgencia, es que las directivas de los partidos actúen con máxima celeridad y asuman cada uno sus responsabilidades para enmendar esta situación. Ya no hay tiempo para seguir dando excusas ni menos para culpar al SERVEL por errores no forzados. Menos cuando se producen dos veces seguidas.

Si no se podrá incluir a la Nueva Mayoría en las primarias legales, entonces debe hacerse el esfuerzo por llegar a primarias convencionales, pero en ningún caso, podemos retrotraernos a épocas en que las elecciones se resolvían por encuestas o acuerdos de cúpulas.

La DC ha sido pionera en elegir a sus representantes de manera participativa y abierta, situación que aunque parezca increíble, no se da en todos los partidos del espectro político chileno. Por lo mismo, no sólo nos frustra esta situación, sino que también nos mueve a defender con mucha más fuerza nuestro rol y nuestra integridad de frente a la ciudadanía pues nunca hemos rehuido la opción de primarias legales.

Todos los integrantes de la coalición debemos hacer una autocrítica real y severa ante este lamentable episodio. Tenemos que darnos cuenta de lo difícil que ha sido el proceso de concordar una propuesta de postulantes a las municipales, así como dar con mecanismos y reglas claras para llevar las negociaciones en esta y en otras elecciones. No quiero ni pensar cómo podría llegar a ser el resultado de la elección parlamentaria si seguimos en este camino.

En el fondo, ningún mea culpa va a servir de verdad si no asumimos que el principal problema que hemos enfrentado es la falta de acuerdo político respecto de la lista de candidatos. Y ahí, el sentido de realidad y la responsabilidad deben primar ante cualquier otro criterio.

A días de la muerte del ex Presidente Aylwin, vaya que se echa de menos esa mirada global, política y estadista para resolver los desafíos que nos demanda la política. Acuerdo es saber cuándo presionar y cuándo ceder, es poner al país y a la gente por sobre cuotas circunstanciales de poder. Ese es parte del legado que nos dejó don Patricio Aylwin, el que hoy más que nunca debe ser asumido y respetado.

Si creemos que los mejores acuerdos son los que se logran aplastando los anhelos de los demás, entonces quiere decir que este pacto tiene problemas mucho más de fondo que no saber llenar formularios o no poder llegar a la hora. Es tiempo de ser responsables de nuestros actos.

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