De la impenitente relevancia del PS

Mahmud Aleuy ha dicho que el PS pasó de la irrelevancia a la insignificancia. Dos juicios de valor encadenados para describir lo que él considera es la pérdida del peso político del PS en el país. 

Su análisis se puede descomponer de varios modos. En primer lugar, tiene lo que a mí me parece un vicio metodológico, porque llega a dicha conclusión a propósito de la conducta política del Presidente del Partido a la vez que soslaya el comportamiento de la estructura. Y sí, el PS es un instrumento a la vez que una estructura.

Entonces, si el PS ha sido irrelevante primero, e insignificante después, implica que Maya Fernández, en tanto Presidenta de la Cámara de Diputados ha sido insignificante; que Carlos Montes, en tanto Presidente del Senado ha sido insignificante; y que, Alvaro Elizalde, en tanto Presidente del PS ha sido insignificante.

Habría que sumar, al resto de la Bancada de Diputados y al resto de los senadores. A los integrantes de la Mesa Directiva, a los Presidentes Regionales, y a los otros mandatarios: alcaldes, concejales, consejeros regionales, dirigentes sindicales, vecinales, sociales, estudiantiles y el sin fin de organizaciones donde el PS tiene presencia.

Es decir, todos y cada uno de los militantes, incluido Aleuy, naturalmente, habrían sido insignificantes.

Esta conclusión, no solo es injusta sino que además es irreal. Y, por cierto, Aleuy tampoco la mide; cosa extraña para un compañero aficionado a los números, estadísticas, comparaciones, metáforas y parábolas.

En segundo lugar, sus expresiones constituyen un despropósito político. Mientras el PS se mantiene en la política de construir la unidad de toda la oposición, desde la DC al Frente Amplio, él se despacha una bomba de racimo a tal propósito estratégico. Pareciera no querer un partido fuerte que permita articular la oposición para frenar las políticas de la derecha. Por un puñado de votos, socava las posibilidades de unidad del Partido.

En tercer lugar, tampoco señala cuál fue su contribución a este ethos insignificante del PS. Cae en lo mismo que caen sus colegas de la lista que encabeza para conducir el PS: exigen autocrítica de otros sin tocar un ápice la conducta propia.

Aún cuando el PS haya tenido lideres mediocres, que no creo sea el caso de la actualidad, la relevancia de la estructura no ha estado en tela de juicio. Aleuy, parece haber abandonado, si es que alguna vez la tuvo, la perspectiva del análisis estructural que propone el materialismo histórico, como método científico para interpretar la realidad.

Por el contrario, ha preferido un vuelo rasante sobre la superficie de lo que él considera es la conducta del actual presidente del Partido.   

A diferencia de Aleuy, yo pienso que el PS ha tenido una relevancia impenitente. No por otra cosa, el Presidente Sebastián Piñera cada vez que puede, lo ataca. Y, se suma el ministro del Interior y la Vocera de Gobierno. Todo el aparato del Gobierno y de la derecha bregando para que el PS caiga. Y, muy a pesar de la contribución que Aleuy hace a tales ataques, aquí estamos, de pie y en condiciones de continuar con la tarea. 

No puedo soslayar, eso sí, la guinda de la torta. Que el PS no apoyó lo suficiente a la Presidenta Michelle Bachelet. Esta última crítica es la más insólita de todas, porque si hay un partido que fue contumaz en el respaldo a la Presidenta Bachelet, ese ha sido el PS. En su primer y segundo Gobierno. 

Bien que lamento tener que criticar a Aleuy, a quien aprecio. El nos ha obligado. Pero bueno, como diría Aristóteles: “Amicus Plato sed magis amica veritas: soy amigo de Platón, pero más amigo soy de la verdad.”

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