Delincuencia en Chile: solución

La delincuencia se enseñorea sobre el país, qué duda cabe, los delincuentes se pasean como "Pedro por su casa". Los hechos cotidianos son contundentes, las balaceras y crímenes aumentan cada día. Representantes del Gobierno, del Parlamento, del Poder Judicial, policías y Fiscalía anuncian, permanentemente, que serán severos contra el delito, que ya basta de asesinatos, sicariato, portonazos, tráfico de drogas, uso de armas de alto calibre, etcétera; pero todo sigue su rumbo a pesar de las consideraciones de las autoridades.

¿Qué sucede entonces? A la vista de los acontecimientos la respuesta es clara: lenidad con la delincuencia, producto de malas leyes, complejos de la "izquierda" y doble discurso de la derecha.

La "izquierda", entre comillas, es decir el Gobierno (PC, FA, PS, PPD, PR) está en contra de implementar leyes draconianas, porque confunden el origen sine qua non de la delincuencia con la pobreza e injusticias sociales*, cegándose ante dicha creencia debido a sus complejos. Y la derecha, en la práctica, como quedó demostrado durante el gobierno de Piñera, dice que hará, pero no hace.

¿Por qué? Porque en el fondo la delincuencia no afecta a los sectores más pudientes, a los dueños del país, ni siquiera con el 5% de la brutalidad con que la sufren los sectores más desposeídos. En La Dehesa, San Carlos de Apoquindo -y sectores aledaños- no hay balas locas o saqueos de tiendas, no hay motochorros ni muertos a diario en las veredas o plazas. Eso ocurre, por ejemplo, en Renca, Maipú, Santiago, San Bernardo, Puente Alto, PAC, La Pintana, comunas que solo alguna vez han oído nombrar los habitantes de los sectores aludidos. Ellos viven otro mundo, una realidad ajena al resto del país.

Durante la insurrección callejera de octubre de 2019 ¿cuántos supermercados saquearon en La Dehesa? Ninguno. La derecha vive su propio mundo y solo usa la delincuencia como un elemento más para sus propósitos políticos, no le interesa acabar con ella, sea esta delincuencia con corbata o sin corbata.

Dicho lo anterior, la solución para frenar la delincuencia, y que la casta política que ejerce la dictadura administrativa del país nunca ha querido concretar, nos parece más que obvia, y se trata, sencillamente, de dar curso a una serie de medidas contundentes:

  1. Eliminar el límite de edad para juzgar a los delincuentes
  2. Eliminar la irreprochable conducta anterior como atenuante
  3. Reponer la pena capital para los delitos de asesinato, pedofilia, violación, secuestro, tráfico de drogas (sea cual sea la cantidad), tortura, asesinato frustrado, colusión de empresas o empresarios, corrupción y cohecho de parlamentarios, ministros o cualquier otra autoridad, sea civil, judicial, militar o policial, entre otros
  4. Que las penas se cumplan efectivamente en su totalidad, eliminando toda posibilidad de apelación, garantías o indultos. Se acaban las salidas dominicales y se elimina la reclusión nocturna
  5. Autorizar a las policías a disparar sobre los delincuentes si al momento de ubicarlos o sorprenderlos en flagrancia, se resisten a la orden de detenerse y entregarse
  6. Imponer la cadena perpetua para los motochorros y asaltantes de todo tipo
  7. Implementar como pena mínima, para cualquier delito, que no sea castigado con pena capital o cadena perpetua, 7 años de cárcel
  8. Eliminar los conceptos de hurto, falta, etcétera, dejando solo el de "delito" para todos los casos delictuales
  9. Declarar todo tipo de agresión como delito castigado con 10 años de cárcel
  10. Expulsión inmediata y sin más trámite de todos los extranjeros ilegales y declarar el ingreso ilegal al país un delito con pena de 5 años de prisión y expulsión tras cumplir la pena

Fácil, ¿o no? Se trata de una simple decisión política. Cuando se cumplan estas medidas recién se puede comenzar a conversar de reinserción y esas cosas.

Ahora bien, dichas medidas deben ser incluidas en la Constitución para que de esta manera los jueces sí o sí las apliquen sin más trámite. Así se acaba con la delincuencia, no con comisiones inútiles. Claro que la última palabra la tienen el Gobierno y el Parlamento, que de por sí son, en general, una tropa de inútiles.

* Si bien, la pobreza genera cierto tipo de delincuencia, se requiere un debate mayor sobre este tema en cuanto a la relación causa-efecto, y sin complejos

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