Democracia

#Cabildos Abiertos, la sola palabra me evoca muchos recuerdos.

Hace casi 40 años decidimos con los que pudimos, y quisimos, entonces en Punta Arenas, a organizarnos de esa forma. Personalmente presidía la DC de esa ciudad y con la participación y gran colaboración entre muchos otros de Jose Ruiz, Pedro Hernández, Ramón Aguilar y un muy “cachorrito” Nolberto Díaz nos unimos con otros partidos opositores a la dictadura y muchas organizaciones sociales y empezamos a hacer cabildos en los distintos barrios.

Sin la comprensión y apoyo de las iglesias, en especial de la iglesia católica y su obispo Tomás González, ello no hubiese sido posible.

El resultado provocó una gran unidad y un renacer de la capacidad de debatir y enfrentar nuestros miedos. Eso fue lo que nos permitió protestarle en la propia cara a Pinochet en el “Puntarenazo” y decirle al resto de Chile que sí se podía.

Sin embargo, la democracia y el derecho a voto se nos tenía conculcada y luchábamos por recuperarla. Cuando lo logramos votamos con la mayor tasa de participación que se recuerde y finalmente derrotamos al dictador en el Plebiscito de 1988.

Hoy debemos decir con mucha fuerza en esos cabildos, especialmente a los más jóvenes, que nada en una democracia sustituye al poder del voto. Esa es la voz del pueblo, y prefiero llamarla así que siúticamente “la voz de la gente”. Decirles que “la voz de la calle” nunca será más que la voz del pueblo ejerciendo la soberanía popular.

Y con toda la importancia que le queramos dar a la “sociedad civil” o a las “organizaciones sociales”, puestas expresamente entre comillas porque a veces expresan cosas muy variadas, ninguna de ellas puede reemplazar al pueblo como único soberano y que expresa esa soberanía en el voto popular.

Mi esperanza, mi deseo, casi cuarenta años después, es que estos debates, estos nuevos cabildos abiertos nos lleven de nuevo a ejercer con fuerza esa maravilloso derecho que es el derecho a voto y ver a toda esa tremenda masa de jóvenes que ví ayer marchando hacia Plaza Italia ejerciendo su derecho a votar la próxima vez que seamos convocados para ello. 

Y que por muy democráticas que les parezcan las nuevas redes sociales por las cuales se convocan, por lo difundido e incluso democratizador que puedan resultar dado lo masivo que se ha hecho el uso de esos aparatos todavía nadie ha encontrado, a mi modesto juicio, una App mejor que una que se llama Democracia.

No es nueva. Es muy antigua. La inventaron unos genios informáticos de Atenas. Está operativa y actualizándose permanentemente desde el siglo VI A.C.  Créanme que todavía no en encuentro una aplicación  mejor para elegir a representantes  y resolver la gestión de un país.

Me preocupa escuchar a jóvenes que nunca han votado y que dicen que tampoco lo harán por que han reemplazado ese sistema por la discusión en "comunidades" y que la "gente" quiere esto o la "gente" quiere lo otro.

Mi App favorita le otorga a cada ciudadano un voto, sin importar sexo, raza, edad, posición económica,  ni lugar de nacimiento. Le invito a que la prueben. Pero más aún. Es gratuita y ni siquiera necesita ser descargada. Esta ahí disponible para quien quiera utilizarla. Y no se necesita ni siquiera tener un aparato de celular. Solo tu voluntad. Úsala.

Yo la usé por primera vez hace 47 años y desde entonces nunca pude dejar de hacerlo y me hice adicto. Y no saben cómo la extrañé durante diecisiete años cuando por un terrible virus introducido en el sistema operativo, muy malicioso, un “gusano” muy maldito, y que costó muchísimo encontrar la forma de erradicarlo, se nos impidió usarla.

Pero lo logramos y sigo fanático de ella. Recuerden el nombre de la App: DEMOCRACIA.

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