El 25 aprobamos

En los últimos días algunos de los firmantes del acuerdo del 15 de noviembre de 2019, han querido denostar a las y los comunistas por el hecho de, según ellos, estamos “subiéndonos por atrás” al proceso constituyente luego de no sumarnos a la firma del acuerdo que dio origen al mismo.

Intentan con ello mostrar una supuesta contradicción en lo que claramente esconde un deseo no declarado: que las y los comunistas nos quedáramos fuera de un proceso que hemos venido empujando, incluso, desde antes de que algunos de los firmantes acordaran con Pinochet y EEUU, salir de la dictadura con la Constitución de la dictadura, con el modelo de la dictadura y con absoluta impunidad para los crímenes cometidos.

De más está recordarles, a quienes aún no lo entienden, que el acuerdo del 15 de noviembre, fue un logro de la ciudadanía movilizada y que, a pesar de ello, quienes lo firmaron, dejaron fuera del mismo algunas de las demandas más sentidas de la ciudadanía, como eran la Asamblea Constituyente, la Paridad de Género y los Escaños Protegidos para nuestros Pueblos Originarios.

La guinda de la torta fue que tampoco contenía condena ni mención alguna las violaciones a los derechos humanos que se cometieron en nuestro país a partir del 18 de octubre, de las cuales el principal responsable es el Presidente .

Por eso no firmamos y por eso parte importante de la ciudadanía tampoco estuvo de acuerdo.

Tanto fue así que inmediatamente después de firmado, hubo que comenzar a corregirlo tratando de incorporar algunas de las omisiones imperdonables que este contenía, varias de las cuales permanecen pendientes. Nuestro compromiso es seguir avanzando para corregirlas e incorporarlas, ojala antes de la elección de los constituyentes.

Pese a todo lo anterior, eso no nos impide, como quisieran muchos en la derecha y en la ex Concertación, honrar un compromiso mucho mayor que aquel. El compromiso que las y los comunistas honraremos participando activamente y llamando a votar por el apruebo, es el compromiso que desde siempre hemos tenido con nuestro pueblo, para luchar incansablemente por mejorar sus condiciones de vida, por terminar con la injusticia y la desigualdad que muchos han terminado naturalizando y para construir un mejor país, participando en todos los espacios democráticos que se vayan abriendo en nuestra patria, para luchar por sus intereses.

Por ese compromiso que es mucho mayor y más antiguo que aquel que firmaron los que nunca quisieron cambiar la Constitución, hoy llamamos a votar en el plebiscito y a Aprobar el Cambio Constitucional por el que las y los comunistas, venimos luchando incluso desde antes que otros la aceptaran de rodillas ante el dictador, sabiendo lo que eso acarrearía.

Parece ser que para algunos, a la fiesta de la democracia están invitados todos menos las y los comunistas. 

Lo que se les olvida permanentemente es que a la fiesta de la democracia, quien invita finalmente es la ciudadanía y no los que solo defienden sus propios y mezquinos intereses. 

Tampoco los que desde el gobierno ahora sueñan con no dar curso al proceso, o con restarle legitimidad si no vota más de la mitad del padrón. ¿Acaso ya olvidaron como celebraron el triunfo de Piñera a pesar del magro porcentaje de participación?

Vamos pues, todas y todos, a votar en masa y destruyamos los intentos vanos por restarle legitimidad al plebiscito, de aquellos que quieren convencernos de que están dadas las condiciones para salir a comprar, para volver a trabajar, para volver a clases pero no para votar. 

Salgamos pues todos y todas los que nos movilizamos en los últimos treinta años demandando un país mejor para todos y todas, que nunca fuimos escuchados y terminamos confluyendo el 18 de octubre en Plaza de la Dignidad mientras quienes firmaron el acuerdo repetían una y otra vez que no lo vieron venir.

Hagamos de esta oportunidad histórica que tenemos de botar al basurero de la historia la Constitución en la que tan cómodos se han sentido tantos y tantas, desde sus cuotas miserables de poder, desde sus puestos en los directorios de las AFPs y de las grandes Corporaciones y subámonos de manera decidida al escenario de nuestra historia a jugar un papel de protagonistas principales y no de actores secundarios, como le gusta a quienes han cogobernado los últimos treinta años.

Iniciemos nuestra marcha hacia la construcción de un Chile mejor para todos y todas y no admitamos nunca más que el temor se convierta en el poder detrás del poder.

Por ahora nos cuidamos y el 25 de octubre… APROBAMOS.

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