El día de la Dignidad Nacional

Hoy, hace 45 años, como país fuimos capaces de generar un consenso político inédito en la historia patria, basado en una visión de Estado y de futuro que permitió la Nacionalización del Cobre, contando con el apoyo de todos los partidos, sin excepción.

Todavía resuenan las palabras del Presidente Salvador Allende que en la plaza de los Héroes de Rancagua diciéndole a Chile y al mundo que, “Hoy es el día de la dignidad nacional y de la solidaridad. Es el día de la dignidad, porque Chile rompe con el pasado; se yergue con fe de futuro y empieza el camino definitivo de su independencia económica, que significa su plena independencia política”.

El 11 de julio de 1971 marca un antes y un después en el desarrollo económico nacional. El Estado dispuso de  recursos para financiar obras de infraestructura nacional, para superar el déficit de viviendas de los sectores más pobres, ampliar la cobertura de la salud y redes asistenciales, expandir la educación pública y de todas aquellas políticas y programas destinados a la superación de la pobreza, después de la recuperación de la democracia.

Durante más de cuatro décadas, CODELCO ha entregado excedentes al Estado por más de 117 mil millones de dólares, ha contribuido a financiar el costo social que a lo largo de las dos últimas décadas ha reducido decididamente la pobreza en Chile. 

Lo más relevante es que la cuprífera estatal es capaz de hacer este gran aporte a todos los chilenos solamente con el 30% de la producción nacional de cobre, considerando que el otro 70% está en manos privadas.

Asimismo, quiero destacar la capacidad de CODELCO de tomar medidas para elevar su productividad, especialmente en la contención de costos, medidas que han sido impulsadas en el marco del pacto estratégico entre la empresa y los trabajadores. Lo que ha hecho CODELCO en este ámbito muestra el camino que debe seguir la gran minería nacional y es un orgullo que el liderazgo en elevar la competitividad lo tenga una empresa pública.

CODELCO haciéndose cargo del bajo precio del cobre, durante 2015 hizo los ajustes correspondientes al gobierno corporativo, asumiendo los problemas históricos de la empresa, legislando y perfeccionando la forma en que se trabaja para minimizar sus impactos, y también enfrentar la disminución del personal, y la relación con los contratistas, en un ambicioso plan de reducción de costos.

Se ha tenido que hacer una gestión para aprovechar las oportunidades del mercado, y ello se expresa en que para el 2016 el presupuesto completo para la subcontratación es un 25% menor, y ello ha sido posible al gestionar los contratos para beneficiar a la compañía con este abaratamiento.

Además, se ha puesto como meta ahorrar US$ 600 millones para el 2016. Si ello se logra, la empresa tendrá excedentes similares al 2015, donde se alcanzaron unos US$ 1.200 millones, y como el valor del cobre será más bajo, la idea es compensar con una rebaja de costos para mantener la producción de excedentes.

Por ello, creo que resulta indispensable garantizar la capitalización de CODELCO, no solo en estos años, sino para el próximo quinquenio. Las señales de austeridad, moderación y rigurosidad así lo ameritan. Esta es una responsabilidad de Estado, y espero que estemos a la altura de ese desafío nacional.

En reconocimiento a ese acto soberano de la comunidad nacional, quiero destacar que hemos aprobado en el Congreso Nacional el proyecto de ley presentado por mí, consagrando el Día de la Nacionalización del Cobre, el 11 de julio, como el Día de la Dignidad Nacional, que hoy podemos celebrar. 

Creo que el mejor homenaje que podemos hacer al Presidente Salvador Allende es que su principal legado quede inscrito en nuestra historia, bajo el mandato de la ley y el reconocimiento de todas y todos los chilenos.

Hoy, nuevamente, nuestro cobre se transforma en una herramienta para la unidad de todos los sectores políticos, porque por sobre nuestras diferencias partidarias, destaco y valoro que esta ley ha sido aprobada en el Congreso Nacional, por un amplio consenso, sin oposición alguna.

Finalmente, quiero compartir una última reflexión. Tenemos que enfrentar este nuevo siglo pensando que lo que se haga con el cobre dependerá de nosotros mismos. De nuestra capacidad, de nuestro esfuerzo, y de nuestros acuerdos, para que efectivamente sirva para el progreso de Chile.

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