El humor y la crítica social

Como dice el aforismo popular “el humor es cosa seria” y existen variados estilos al respecto, Mafalda la ilustración de Quino, Les Lutieres, Coco Legrand, entre otros, son expresiones de este humor como crítica social

Lo pudimos experimentar también en el último Festival de la Canción de Viña del Mar.Todos los humoristas recurrieron a la crítica a gobernantes, parlamentarios, empresarios, dirigentes deportivos, entre otros.No podemos negar que en nuestro país, en especial en este último tiempo, estos actores han dado mucho material para el humor, memes y todo tipo de comentarios que por esta vía logra, junto a la risa, el reconocimiento general.

Una situación distinta se produce cuando Ruminot trata de hacer reír a través de figuras religiosas. Ahí comienzan a aparecer importantes pifias que señalan que ese camino es fangoso y te puede empantanar. El humorista lo capta de inmediato y hace un giro en su presentación. Esto nos muestra que  hay aspectos de la vida social que pueden ser tomados por el humor y otras que afectan a la fe y creencia de las personas, que no dan espacio para ello. 

Con el humor, la sociedad expresa su malestar, su desencanto, su crítica a la conducta de sus líderes, en la medida que sus actos nos afectan.Por un momento alcanzamos niveles de integración y unidad; somos las víctimas. Vemos así las inconsecuencias de otros como afectan mi vida.

Pero ¿nuestras propias inconsecuencias? Esas no son para la risa.

El enfoque está marcado por criticar a una elite que es juzgada por su falta de probidad, de parte de una sociedad honesta y decente. Comparto plenamente la visión de Max Colodro, que en una columna en un tabloide señalaba: “El malestar hacia la elite tendría entonces su fundamento en ciudadanos con el legítimo derecho a sentirlo, precisamente porque el problema de los abusos y las malas prácticas está radicado en la elite y solamente en ella. En rigor, ese supuesto: un Chile con ciudadanos probos y ‘virginales’, que tienen toda la autoridad moral para llevar a los poderosos a la hoguera no resiste el peso de las evidencias”.

Muy certera su afirmación. Efectivamente, volvemos a la simplista y vieja relación; aquí estamos los buenos, allá están los malos. Por ello no se hace humor de las malas conductas imperantes en nuestra sociedad, que nos afectan a quienes observamos esa rutina humorística.

Si la sociedad, a través de las redes sociales, nos está exigiendo mayor transparencia y con ello una mayor consecuencia moral, fantástico. Si el humor sirve para expresar una crítica social, excelente.

Indudablemente quienes tienen mayores responsabilidades tienen también mayores deberes. Pero cuidado con quienes nos erguimos como enjuiciadores de otros, aún por el humor, porque estamos afectando así también la dignidad y honra de otros, llevando a la hoguera  a personas que aún no han sido juzgadas por quienes tienen el deber de hacerlo.

Espero que algún día el humor se invierta y nos muestre nuestras propias inconsecuencias. Creo que nos haría muy bien para una mejor salud de toda la sociedad.

Bendita transparencia y consecuencia.

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