El pato de la boda aloja en La Moneda

Este es un gobierno que experimenta la presión cruzada de sus partidarios y de sus detractores para que responda a las demandas sociales. Está quedando en evidencia que esta administración se va a consumir en la respuesta a la crisis. Lo que suceda en el futuro con la derecha ya no se definirá en Palacio sino en los partidos oficialistas. Propiamente hablando podrá tener sucesores, pero no continuadores. 

Por eso, no ha de causar mucho asombro el que Mario Desbordes ponga como plazo un máximo de dos semanas para resolver en materia de reforma previsional. Con ello no está siendo desleal, sino que está señalando como ha cambiado la relación de poder con La Moneda. Lo cortés no quita no obvio. 

No se trata de un episodio inédito. Los líderes municipales oficialistas llegaron a un entendimiento para llamar a una consulta nacional, porque los alcaldes de derecha consideraron más pertinente una salida consensuada que implementar cabildos domesticados por el gobierno.

El acuerdo de salida para el debate constitucional fue conseguido por los partidos - incluidos los de derecha - y fue verificada, pero no protagonizada, por representantes del gobierno. 

Si desde RN se ha preferido la presión en vez del acuerdo interno con el gobierno, es porque es este primer procedimiento el que consigue resultados y el segundo sólo ha entregado desilusiones. 

Lo cierto es que el gobierno no se puede oponer a un acuerdo amplio. En contraste, ya antes La Moneda le ha dicho que no a las peticiones de sus bancadas, en un claro desacierto. No hay mucho por donde perderse. 

El efecto que este proceder tiene sobre el prestigio presidencial es devastador. Será por eso que las apariciones mediáticas de Piñera ya no preceden a las importantes acciones políticas, sino que se concentran en validar las acciones que ya otros han realizado. 

Desde el momento que Piñera no pudo fijar un cronograma para las acciones que él mismo identificaba como imprescindibles, dejaba la puerta abierta para que otros le impusieran un itinerario transversalmente concordado. Oportunidades ha tenido de sobra. De modo que no tiene de qué quejarse. 

Los acuerdos están llegando a La Moneda, no están partiendo en sus dependencias. Así de débil ha llegado a ser. Esta situación no cambiará en el tiempo que sigue.

Es más, pronto la UDI actuará públicamente con igual predicamento, pero en sentido contrario. No puede ceder todo el protagonismo a RN. En estas condiciones, el pato de la boda reside en La Moneda. 

La explicación es sencilla, el estallido social fue cosa de semanas, pero la normalización mínima será cosa de meses. Es decir, de la emergencia de hoy se pasará a los procesos electorales sin ningún intermedio ni pausa.o por completo, el respaldo incondicional al gobierno con menos apoyo desde la recuperación de la democracia no es prioridad.

La Moneda no escuchó las reiteradas advertencias de amigos y adversarios. Ahora es el animal herido en la manada, y en la derecha la ternura no es la norma.

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