El patrón de fundo

En nuestra historia, el patrón de fundo retrataba una realidad agrícola caracterizada por el latifundio, es decir, por grandes extensiones de tierra, en las que el dueño era prácticamente el amo de la vida de sus inquilinos. A veces con aire bonachón, pero muchas veces con la arrogancia y la soberbia del que "sabía mandar" para "defender lo propio".

En su territorio, para bien o para mal, se hacía lo que decidía el patrón de fundo.

La reforma agraria, si bien se dictó poco antes, fue la verdad impulsada con decisión por el gobierno de la Democracia Cristiana que presidió Eduardo Frei Montalva, y tuvo como resultado que desapareció y disminuyó el poder del patrón de fundo. Sin embargo, encontramos que para "defender lo propio", el patrón de fundo se incrustó en el aparato político y en los partidos casi siempre con ideas conservadoras.

Al mismo, tiempo se incrustó en las organizaciones patronales y gremiales, en que por supuesto "la defensa de lo propio" era primero y ha hecho imposible "el bien común". Lo mismo hizo creando medios de comunicación que se encargarían de "defender lo propio", dando cátedra y creando opinión pública. También se instalaron en el Poder Judicial y lograron penas como "asistir a clases de ética" para los delitos de cuello y corbata.

Lamentablemente los chilenos con mentalidad de patrón de fundo subsisten y están en todas partes. Los hemos visto en estos días, con preocupación, en que pasar de "defender lo propio" a una "sedición desembozada" necesita recorrer muy poco trecho.

Así, por ejemplo, vimos a un longevo dirigente gremial del comercio recibir al Presidente Boric interpretando y cantando el himno de Carabineros. Seguramente se quedó "pegado" en los años de la dictadura que él promovió y que apoyó. Y, por supuesto, varios otros "patrones de fundo" abucheando o interpelando a viva voz al Presidente.

A propósito del resultado del plebiscito de salida del anterior proceso constituyente, hemos visto como "los patrones de fundo" enquistados en el Congreso Nacional olvidaron su propaganda de "rechazar para reformar" y hacer una buena Constitución. Los Chahuán, los Ramírez, los Schalper golpearon la mesa y dijeron "no a un órgano 100% electo", "no a los excesos del proceso anterior", como si alguien medianamente sensato quisiera repetirlos. Y lograron un proceso no democrático, pero en el que casi todos los partidos con representación parlamentaria se sintieron obligados a firmar.
Será bueno preguntarse: ¿Y qué habría pasado si las fuerzas democráticas hubieran dicho no a este proceso? y hubieran denunciado ante el país a "los patrones de fundo" que lograron impedir un proceso verdaderamente democrático.

Son los mismos "patrones de fundo" que hoy día desconocen la facultad presidencial del indulto. Cuestionan esa facultad y exigen argumentos. Golpean la mesa y amenazan que no volverán al acuerdo de seguridad a menos que el Presidente revierta los indultos o algunos de ellos. Incluso reconocen que están estudiando una acusación constitucional en contra del Presidente de la República. ¿Medirán el alcance de sus palabras? ¿No será como mucho? Este enfrentamiento y ataque permanente al gobierno y a sus personeros, pero sobre todo a la figura del Presidente, recuerda etapas del proceso sedicioso que condujo hace casi 50 años al golpe de Estado.

Ni los persistentes errores del Gobierno ni los desaciertos del propio Presidente de la República pueden justificar la actitud de los patrones de fundo. En este escenario crispado y preocupante, cuando la viabilidad de reformas profundas que conduzcan a una sociedad comunitaria más inclusiva y que permitan alcanzar la justicia social se hace más incierta no sólo por la situación económica internacional sino que, sobre todo, por el resurgimiento de los patrones de fundo que nacieron para defender el interés propio y no el bien común, es bueno insistir que el único camino necesario para avanzar descansa en la unidad social y política de todas las fuerzas progresistas.

En este sentido, por supuesto, que preocupa que estemos frente a un gobierno que no es capaz de alinear las dos coaliciones que lo sustentan, ahora ya frente a coyunturas electorales decisivas, lo que ciertamente agrega incertidumbre e inestabilidad al momento que vive el país haciendo el juego al patrón de fundo.

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