Endeudados y malcomidos: El espejismo de la clase media

Por más de 40 años del Chile neoliberal, el sistema saber y luego el sentido común,  definieron  a la  masa de trabajadores y trabajadoras que viven de un sueldo, como la gran “Clase media”. Las derechas, incluida la socialdemocracia, se jactaron de este logro.

Cabe peguntarse ¿Qué fisonomía tiene la  llamada clase media? ¿En qué  situación se encuentra? ¿Califica como clase media? o ¿la clase media solo es un espejismo?

Según la reciente encuesta Mori – FIEL, el 39% de los encuestados se define como clase media. Así también, otros estudios señalan a la clase media como un gran conglomerado (alta, media y baja) que agrupa al 70 % de la población.

Más allá de las promesas y de los espejismos,  la gran clase media se caracteriza por vivir en la vulnerabilidad social y la precarización laboral, tal como lo demuestra un estudio de la OIT, que indica que un 40,5% de la fuerza laboral del país califica como informal, es decir, no tiene un contrato de trabajo ni seguridad social.

La clase media, además, tiene una alta tasa de endeudamiento, que le ha permitido crear el espejismo del que fueron convencidos.

Según el informe del Banco Central, la deuda de las familias alcanza un 75,4 % de los ingresos totales durante el primer semestre, sometiéndolos a una presión que genera mecanismo de auto explotación y en lo social configura otra pandemia. Según la fundación Fiel, en su último Barómetro del trabajo, indica que al 52% de los santiaguinos no les alcanza para llegar a fin de mes.

Un importante subgrupo de la clase media, son los  calificados  y autocalificados pequeños empresarios, según un estudio de la Fundación Sol, un 56% de éstos  no alcanzan a generar ganancias mensuales superiores a los $288.000, lo que reflejan la realidad del emprendedurismo neoliberal.

Un dato relevador que nos deja la encuesta Mori – Fiel, da cuenta de la cantidad de comida que injirieron las y los santiaguinos según su ingreso familiar.

El 21% de quienes fueron encuestados declaran percibir un ingreso 500 mil pesos y menos, comen una comida al día. Lo mismo ocurre con el 15% de quienes ganan entre 500 mil y 1 millón de pesos, lo que según la definición de la FAO equivale a pasar hambre.

Así, se ha configurado una ilusión,  que al decir de Benedetti  “es  medio rabiosa se lamenta a medias”, es la gran clase media que mientras asuma que no es tal, seguirá como una clase trabajadora capturada, en el mejor de los casos, como una clientela electoral a la  que cada 4 años se le renueva la promesa, que estas alturas  parece más un espejismo que realidad.

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