Es tiempo de escuchar y proponer soluciones

Un mar de gente marchando y exigiendo que su voz sea escuchada remeció las bases de nuestra democracia estos tres últimos días,  golpeó duro a La Moneda y también a toda la clase política que fuimos interpelados a responder  a sus demandas.

Es verdad como dijo anoche la intendenta  de la Región Metropolitana, Karla Rubilar  - quizá la voz más lucida del gobierno en estos momentos - que estamos en presencia de una rabia acumulada de años, pero el Presidente Piñera no puede afirmar que el país está en “guerra” porque la gente resolvió pedir una reforma radical al sistema.

Sinceramente espero que con el correr de las horas Sebastián Piñera corrija su afirmación  porque es inentendible que un mandatario elegido democráticamente por el pueblo,  hoy declare la guerra a una parte de ellos porque no comparten su política neoliberal que puso a prueba el límite de la paciencia de las personas.

Soy un hombre que siempre he caminado por la vereda de la izquierda y me enfrenté a la brutalidad del régimen de Pinochet, pero no puedo avalar los hechos de vandalismo y delincuencia registrados las últimas horas y que sólo han sembrado el miedo y el terror en quienes sí quieren cambiar las cosas y obligar al gobierno a impulsar una agenda social que le devuelva dignidad a los ciudadanos.

Me quedo con las masivas concentraciones de vecinos de todas las edades, que han repletado pacíficamente calles y plazas.

No puedo respaldar el saqueo a los pequeños y medianos comerciantes, los incendios sin sentido a la infraestructura pública, como tampoco el terror que se infunde desde La Moneda con amenazas de desabastecimiento y mayor violencia en las calles.

Hoy todos tenemos la responsabilidad histórica de asumir esta tarea y con humildad enfrentar la crisis para entregar una solución concreta a la población. Todos estamos al debe y el Congreso también tiene que hacer una autocrítica porque le faltó escuchar la voz de la gente.

Pero sin duda el gobierno es el llamado a encabezar estos cambios que incluyan de manera inmediata, más recursos para mejorar el sistema de salud pública, educación, reformar el sistema previsional para que las pensiones sean dignas y aprobar una rebaja en la tarifa del transporte público de los adultos mayores en todas las regiones porque Santiago no es Chile.

Si el Presidente Piñera de verdad cree en la unidad, debe aceptar que equivocó su diagnóstico del país, que sus reformas Tributaria y de Pensiones no sirven y que el camino correcto es poner en marcha un gran pacto social donde la solidaridad y equidad sean los pilares centrales de esta nueva política.

Pero para eso hay que iniciar el camino del diálogo y no podemos sentarnos a conversar si el gobierno mantiene militarizado el país. El ejército está para defender nuestra nación, pero no para enfrentar a los ciudadanos que hoy están en las calles pidiendo un cambio.

Con Estado de Emergencia y toque de queda instaurado en el país es imposible sentarse a conversar y espero que Piñera entienda que debe deponer su actitud de enfrentamiento. El mundo hoy nos mira con atención. La palabra la tiene usted señor Presidente.

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