Ganemos el plebiscito

La última encuesta CEP ratificó que la mayoría de los chilenos está por avanzar hacia una nueva Constitución. Un 67% de los encuestados apoyó este cambio, que es el gran triunfo de la movilización social y de los miles de ciudadanos que salieron a la calle a protestar.

Los tres meses de movilizaciones han dejado de manifiesto una serie de demandas, pero sobre todo el anhelo de la gente por contar con una nueva Carta Magna, que se redacte mediante una Convención Constituyente.

Más allá de las diferencias, creo firmemente que el acuerdo político que permitió iniciar el camino hacia un proceso constituyente, fue una respuesta clara del mundo político a la demanda ciudadana.

Es claro que este acuerdo no fue todo lo amplio que los partidos de centro izquierda y organizaciones sociales hubiésemos querido, pero marcó el inicio de un proceso que permitirá a chilenas y chilenos, por primera vez en su historia, redactar una Constitución democrática y participativamente.

La actual Carta Magna no sólo tiene un vicio de origen, sino que también presenta falencias, siendo la principal, el temor manifiesto al ejercicio del poder por parte de las mayorías que ganan las elecciones.

Una nueva Constitución nos abre justamente la posibilidad de organizar nuestra sociedad de manera distinta. El pacto constituyente podrá traducirse así en un texto convocante de todos los sectores de la ciudadanía, que reflejen sus anhelos y proyectos de sociedad.

No se trata aquí de que la nueva Carta Magna consagre el programa político de un determinado sector. La idea es constituir un marco mínimo que garantice a todos las expresiones políticas la posibilidad de competir por el desarrollo de su programa, en el marco de elecciones democráticas libres y reguladas.

Pero para que eso sea una realidad, todos tenemos que acudir a las urnas y votar en el plebiscito de abril próximo.

Un importante sector de la derecha ha anunciado, como era previsible, el rechazo a avanzar a una nueva Constitución. A ellos no les interesa perder los privilegios que la Constitución del 80 les concedió por largo tiempo.

Hoy los chilenos tenemos la oportunidad de redactar la Carta Fundamental, el nuevo pacto social que queremos construir.

De cada uno depende que Chile transite hacia un país más equitativo y con mayor de oportunidades para todos. No hay que quedarse en la casa, hay que participar y votar en el plebiscito por una nueva Constitución.

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