Gobernadores regionales ¡ahora es cuando!

Según la última encuesta de Adimark, el Senado tiene una aprobación del 9% y la Cámara de un 7%. A esto se suma una clase política desprestigiada y en deuda con los ciudadanos. Esta opinión crítica está bien ganada. Como representantes no hemos dado el ancho, y en lugar de traducir correctamente las preferencias ciudadanas en decisiones políticas, nos hemos dedicado a reproducir rencillas partidarias que poca congruencia tienen con los sentimientos y aspiraciones de los votantes.

El caso de la elección directa de los gobernadores regionales es claro ejemplo de aquello. En lugar de unirnos detrás de una decisión que avanza en la dirección correcta, nos entrabamos en un debate que, en algunos minutos, fue francamente vergonzoso.

Esta reforma tiene un respaldo de más del 80% de los ciudadanos. Y, no se trata de legislar siempre en función de lo que demanda la opinión pública; pero, estaremos de acuerdo en que muchas veces hay razones de peso y que se expresan en esta voz ciudadana.

La Nueva Mayoría se mostró desunida frente a esta reforma que, dicho sea de paso, estuvo en el programa del Presidente Lagos en 1999 y en el de la Presidenta Bachelet en 2013.

Cuesta entenderlo, como coalición, no hemos sido capaces de construir consensos mínimos frente a cambios institucionales que generarán un mejor desarrollo para las regiones. Más curioso aún resulta el hecho de que varios de los opositores a esta medida descentralizadora provinieran, precisamente, de las regiones del país.

Después de un extenso debate, la reforma se aprobó en el Senado, dando un paso decisivo hacia la descentralización. Sin embargo, como se señaló, el proceso no estuvo exento de obstáculos. Para algunos, había que iniciar un debate más amplio y serio sobre el tema.

El problema de ese argumento está en su propio origen. El debate y la discusión sí se dieron por varios años y participaron académicos y legisladores. Incluso, hubo una comisión presidencial encargada del tema. Diputados y senadores tuvimos la oportunidad de intervenir.

La Subsecretaría de Desarrollo Regional siempre estuvo disponible con su personal técnico para aclarar dudas y recoger observaciones. En consecuencia, existió suficiente tiempo para plantear correcciones o reparos al proyecto de ley. Lo que no habíamos hecho hasta ahora era decidir sobre el asunto. Extender el período de discusión era dilatar artificialmente la decisión.

Para esto, se argumentaron varias excusas. La principal- utilizada tanto desde la izquierda como desde la derecha- correspondía a las escasas atribuciones y competencias del nuevo gobernador regional. Es cierto que la ley de transferencia de competencias aún está en discusión. Sin embargo, esto no es obstáculo para bloquear la elección directa de los gobernadores regionales. Se puede caminar y mascar chicle al mismo tiempo.

El orden de los factores no altera el producto. Por tanto, negarse a avanzar en la descentralización bajo la idea de que aún no está lista la ley de transferencia de competencias, suena más a excusa que a un argumento serio. Esa ley será discutida en la Cámara.

Ahí analizaremos en detalle el proyecto y lo despacharemos a la brevedad posible. Es la última oportunidad que tenemos para pagar la deuda con las regiones. Así, el gobierno de la Presidenta Bachelet pasará a la historia por dos reformas institucionales de gran envergadura.

Primero, el cambio al sistema electoral binominal. Segundo, la elección directa de los gobernadores regionales. Claro está que ambas reformas mejorarán la calidad de la representación, dando más autonomía a las regiones y haciendo partícipes a sus ciudadanos.

Sólo esperamos que la Cámara esté a la altura. Es acá donde debemos demostrar grandeza y amor por Chile. El tiempo de la discusión sobre si descentralizamos o no descentralizamos ya pasó. Ahora llegó el momento de decidir.

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