Guillier no reconoce el terrorismo

Los ataques incendiarios a 7 camiones ocurridos el 24 de mayo en Ercilla y Victoria, región de La Araucanía, no cabrían dentro de la calificación de terrorismo, dijo el candidato presidencial Alejandro Guillier el viernes 26 en una visita a la región del Bío-Bío. "En Chile hay violencia aguda – admitió -, es grave, pero no responde al patrón de terrorismo". Argumentó que el terrorismo "es ejercido por agentes del Estado", y aseguró que en Chile, específicamente en el caso mapuche, "existe violencia", pero que en La Araucanía no hay "una red internacional que quiere provocar pánico en la población, lo que quieren es resolver un problema que tenemos que admitir no hemos sabido resolver bien, entonces tenemos que controlar la situación, pero entender que controlar no basta, hay que resolver y eso ya es política".

Dado que el ministro del Interior Mario Fernández anunció que el gobierno recurrirá a las disposiciones de la Ley Antiterrorista, Guillier fue consultado respecto de si, en un eventual gobierno suyo, él estaría dispuesto a aplicarla. Y respondió: "no puedes dañar la pacífica convivencia de la inmensa mayoría de la gente porque sabes que hay brotes de violencia en determinado foco, porque la gran mayoría de ellos no está cometiendo actos de violencia".

¿Dañar la convivencia porque se aplica la ley? Pero sí sucede que la convivencia es dañada cotidianamente en La Araucanía debido a las acciones desalmadas de grupos que sienten que las leyes no valen para ellos.

¿Cuáles son los parámetros morales y políticos con los que actúa Guillier? ¿Es que el Estado democrático debe cruzarse de brazos frente a quienes violentan sus fundamentos?

Da la impresión de que él quiso agradar a determinados sectores con sus palabras, como si quisiera parecer realmente izquierdista. Es una insensatez y saca mal las cuentas, puesto que la inmensa mayoría de quienes se sienten de izquierda en Chile condenan el uso de la violencia como método político, que es precisamente lo que hace mucho tiempo están haciendo los grupos armados que cometen tropelías en nombre de una supuesta causa mapuche. Allí está el crimen de los esposos Luchsinger como evidencia dramática de ello.

Lo que pasa es que Guillier carece de una línea nítida en esta y en otras materias, e intenta armar un discurso variable, esponjoso, que le permita llegar a diversos públicos, y que por lo tanto se adapta a las conveniencias del momento. El problema es que su ambigüedad en un asunto tan esencial como la actitud ante el terrorismo es muy grave porque él aspira a ser Jefe de Estado. Ni más ni menos. Se supone que los partidos que lo proclamaron algo tendrán que decir al respecto.

No sabemos de dónde sacó Guillier que el terrorismo sólo es ejercido por agentes del Estado. Eso es una enormidad viniendo de alguien que se supone que es ilustrado y sabe del mundo. Claro que existe el terrorismo de Estado, y los chilenos lo sabemos perfectamente, pero son innumerables los ejemplos de terrorismo de grupos políticos, ideológicos y religiosos. Con el criterio de Guillier, ¿el crimen de Manchester no sería un acto terrorista? ¿O los atentados en París y otras ciudades europeas?

No queda sino preguntarse por las verdaderas convicciones de Guillier. Ha llegado demasiado lejos en su afán de mostrar afinidad con diversas posturas. La elasticidad tiene un límite.

Respecto de las sistemáticas agresiones en el sur, obra sin duda de grupos perfectamente organizados y entrenados para quemar y destruir, es inaceptable su falta de compromiso. La defensa del Estado de Derecho debería estar clara para alguien que es senador de la República.

Maldonado, jefe del comando de Guillier, afirmó hace un par de días que su candidato estaba siendo saboteado por sectores de la antigua Concertación. A la luz de las cosas que dice el propio candidato, habría que concluir que él mismo es el gran saboteador.

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