¿Hacer o no hacer? Esa es la cuestión

Ismael Llona
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Estamos a un tris de una elección nacional de alcaldes y concejales en todas las comunas del país.

El tiempo político está absolutamente nublado. Y frío.

La incapacidad del gobierno, desde La Moneda, los ministerios y los servicios, está haciendo que la elección pueda ser la más anómala desde el plebiscito de 1980.

La oposición acusa al gobierno de atentar contra la democracia. Está encabezada por quienes aplaudieron hace unos años la quema de los registros electorales y el cierre de ellos.

El país no es una excepción.

En el mundo hay guerra y gigantescos exilios migratorios consecuencias de guerras recientes: Iraq, Siria, Afganistán, Libia. El gobierno de los EEUU señala que si eligen al loco de Trump habrá guerra, y sigue bombardeando.

La candidata demócrata acusa a Trump de flirteos amorosos con rubias en ascensores y olvida que su esposo, siendo nada menos que Presidente de los EEUU, gozaba de sexo oral periódico en el Salón Oval de la Casa Blanca. La mayoría de los estadounidenses no quiere ni a uno ni a otra.

En Argentina se descubre a monjas escondiendo sacos de dólares puestos allí por políticos delincuentes, y se destapa que el nuevo Presidente posee varias empresas en paraísos fiscales.

En Perú gobierna la extrema derecha y hace oposición la misma. En Bolivia, Evo extrema su nacionalismo cada vez que se aleja la posibilidad de ser reelegido. En Brasil se acusa de delincuentes a los que hubo y a los que hay.

En Nicaragua, el Presidente revolucionario lleva de candidata a vicepresidenta a su señora. En México, las mafias nacionales y extranjeras, controlan el país.

No somos una excepción y cooperamos, con ganas, en ser análogos.

Nunca como hoy han sido más débiles las teorías para el cambio social.Nunca como hoy hubo menos Estados imitables. Nunca como hoy hubo más carencias de verdaderos líderes.

Si las elecciones presidenciales chilenas fueran hoy y no en 14 meses, Piñera, jefe real de la derecha y enjuiciado también, ante el silencio nacional, sería el elegido. Por pocos, porque se abstendría la mayoría ciudadana, pero elegido. Tiene aproximadamente un 20 por ciento de apoyo y entonces sacaría el 40, en primera vuelta, si se abstiene la mitad.

La nueva izquierda, que quisiéramos, surge subdividida y sin liderazgos claros. Será largo y difícil el andar.

La gente sabe que hay corrupción en las FFAA, en la Iglesia, en la política, en los grandes negocios, con nombres y apellidos.

Entonces ¿hacer o no hacer? ¿Levantarse y votar? ¿No hacer nada, en un mundo donde los poderosos siguen haciendo cada día sus negocios y defendiéndose cada minuto de las pequeñas reformas y las grandes manifestaciones callejeras?

La cama puede ser también un aislamiento suicida. Puede.

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