Hasta siempre Presidenta

¿Ironías del destino o pesadilla…? Michelle Bachelet, primera Presidenta mujer de Chile, que gobernó desde un bloque de centro izquierda, entregará por segunda vez el bastón de mando a Sebastián Piñera, ícono de la derecha.

Al representante del bloque político que le hizo la guerra más feroz e implacable para frenar las transformaciones profundas que prometió a un pueblo que la eligió con el 62 % de los votos, y que pese a los  escollos que le pusieron en el camino, cumplió cabalmente en lo esencial: la educación en Chile dejó de ser un negocio. 

Los ataques implacables de la derecha económica y política comenzaron al segundo año de su segundo mandato. Y cobardemente, aprovechando un tropiezo del más cercano de su círculo familiar, la hirieron en el flanco más vulnerable no sólo para una mujer, sino para cualquier ser humano. Tocada, pero resiliente como es, se repuso y siguió adelante contra viento y marea cumpliendo su programa. 

¿Cómo se puede llamar a una lideresa que en medio de un mar tempestuoso, golpes bajos inclusive, logra zafar el corsé neoliberal que nos legó la dictadura llevando a puerto los mayores cambios realizados hasta la fecha? Hay más de una “mujer fantástica” en nuestro país.   

Hoy el “No al Lucro” en la educación es un lema, y cada día son más los que reclaman educación pública gratuita. El deber de continuarla quedó sellado para siempre en las conciencias ciudadanas.

Y gracias a la nueva ley electoral, hay un buen contingente de parlamentarios dispuestos a que no haya más negocio en la educación con fondos estatales, ni discriminación en el acceso a la sala de clases. Este año 340 mil estudiantes podrán llegar a la Educación Superior sin costo para sus familias, las del 60 % más vulnerable. 

En lo económico, su gobierno también fue muy vapuleado culpando a sus reformas por la desaceleración. Pero lo cierto es que además de haber superado la crisis mundial subprime de 2008 en su primer mandato, en el segundo logró mantener el crecimiento del país en un contexto internacional desfavorable que mejoró notablemente  en los últimos meses gracias al repunte del precio del cobre. Se confirma una vez más que la causa de los vaivenes está en nuestra dependencia externa. 

Doscientos mil chilenos de todas las tendencias  iniciamos con entusiasmo en los Cabildos el camino para darnos una nueva Constitución, donde se lanzaron ideas para un proyecto que en estos días se presentó al Congreso.

Atrás quedó la trampa del sistema electoral binominal reemplazado por uno proporcional que se abre a la elección de gobernantes de un más amplio arcoiris de opiniones. 

Quedamos con un ministerio de la Mujer y un ministerio de las Culturas, del Patrimonio y de las Artes, que fortalecerán sin duda esas áreas de nuestra convivencia y se reafirmó al del Medio ambiente apoyando sus medidas para un desarrollo sustentable. Una reforma tributaria cuyo primer resultado fue que el 92 % de lo recaudado lo aportó el 1% más rico. Una reforma laboral que, aunque débil aún, estimulará la sindicalización y la negociación colectiva con la legítima presión de la huelga sin reemplazos. 

Suma y sigue: salimos por fin del corral oscurantista de los escasos países carentes de aborto legal que evite riesgo de muerte a las madres que no quieren o no pueden serlo; las parejas homosexuales se encaminan al matrimonio igualitario y los transexuales pueden hoy aspirar a definir su identidad legal en sendos proyectos de ley que ya están en el Congreso. 

En materia de medios, lamentablemente no se alteró la hegemonía conservadora en la prensa, pero se apoyó a Televisión Nacional para que algún día cumpla cabalmente su rol equilibrador de televisión pública aportando al pluralismo mediático.

Vuelve a aparecer el fantasma de la privatización, pero ya hay conciencia en la ciudadanía de que los medios en manos de la derecha económica y política, tanto en Chile como en el mundo, manipulan la verdad a su amaño y que cambiar esta realidad es una lucha que debe continuar. 

En cuanto a pueblos originarios, Bachelet mostró sus buenas intenciones al pedirles perdón por los “errores y horrores” cometidos por el Estado chileno desde siglos pasados, pero se siguieron cometiendo, como la claudicación en la promesa de no aplicar la ley antiterrorista y oscuros montajes en los procesos jurídicos  que empeoraron la situación.

Si bien se acató  el Convenio 169 de la OIT en aquello de consultar al indígena antes de realizar cualquier proyecto que pueda perjudicarlo, ignoró sus demandas políticas de plurinacionalidad, autonomía y reconocimiento territorial, que a nivel internacional no son exorbitantes. Seguimos al debe. 

Pese a estos lunares, avanzamos a buen tranco en el largo camino por más igualdad. Logros que lucirán más con el tiempo. 

Sólo al final de su mandato, después del triunfo incontestable del proyecto estrella, la educación gratuita y de calidad, el adversario amainó los golpes.

Los ataques incesantes de los medios y el bombardeo con dudosas estadísticas negativas disminuyeron notoriamente en la recta final. Claro, tras vencernos en las elecciones presidenciales de diciembre, hasta sus más recónditos adversarios sonríen pensando en frenar el torrente de cambios. 

Ahora nuestro rol es defender lo conquistado y guardar energía para seguir adelante. 

Harto hiciste, Michelle, en tan breve período y con un vendaval en contra. Decididamente, este es un país de mujeres fantásticas. Lo probamos combatiendo a la dictadura y ahora, caminando hacia un país más justo y solidario. 

Te echaremos de menos en medio de la oleada conservadora que invade a Chile, a nuestro continente y al mundo.

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