Hemos perdido la capacidad de análisis

Susana Sierra

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Ya no me atrevo a leer las noticias. Las probabilidades de que haya aparecido otro escándalo económico o político con nuevas persona o empresas involucradas son altas. Y es que últimamente pareciera que estamos ante un destape de “casos” de malas prácticas, no sólo en Chile, sino que en el mundo.

Y en este contexto, me quiero referir a “Panamá Papers”, el que ha causado gran revuelo, incluso provocando la renuncia de un primer ministro y con cientos de nombres de personalidades mundiales involucradas. Y aunque los paraísos fiscales existen hace muchos años y son conocidos, este caso viene a debilitar aún más la poca confianza que hoy existe en las instituciones. Y me refiero no solo a empresas, sino también a personas que son en referentes para la sociedad y la opinión pública.

En “Panamá Papers”, encontramos culpables que efectivamente crearon sociedades con el fin de quebrantar la ley y, como bien han dicho los expertos, “no hay acto de corrupción importante en el mundo que no tenga un elemento off shore”.

Pero no nos debemos olvidar que también existen  personas comunes y corrientes, pero con alto patrimonio, que abren una cuenta en un paraíso fiscal sin cometer ningún tipo de ilícito y a ellas las estamos metiendo en el mismo saco.

Tenemos que recordar que no es ilegal tener dinero ni sociedades en estos “paraísos”, siempre y cuando el origen de estos recursos no sea ilícito y se hayan pagado los impuestos correspondientes. Hoy, antes de preguntar si las personas que estaban involucradas tenían sus cuentas al día u obtuvieron sus dineros lícitamente, estamos juzgando sólo por el hecho de que tenían una cuenta ahí.

Por un lado, es positivo que estemos reaccionando, que ya no nos dé lo mismo el abuso de poder, la corrupción, el lavado de activos, que sepamos lo que está bien y lo que está mal. Pero me asusta que estemos perdiendo nuestra capacidad de análisis, que ataquemos antes de reflexionar, y por sobre todo, que nos quedemos solo en una “sobre reacción”, nos sentemos a tomar palco, sin hacer nada, para que esto no vuelva a ocurrir.