Junta queríamos, Junta tuvimos

Mariano Ruiz-Esquide
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No podría recordar con exactitud el número de Juntas Nacionales de la Democracia Cristiana desde mi ingreso al Partido en 1957.

Sí puedo asegurar que todas llegaban precedidas de públicas y airadas controversias en las asambleas  y a través de los medios de comunicación que se deleitaban el coprolálico o elegante lenguaje cuyo final de “confraternidad DC” sonaba a todo menos a caridad interna.

Hubo en este somero recuerdo características propias de cada momento que se guardaron en la memoria de los asistentes por mucho tiempo. Discursos de antología, votos importantes. Como los del V Congreso del año 2007

Resoluciones trascendentes como aquel en que se resolvió apoyar a Salvador Allende en 1970 o esta misma convocatoria del 1 de abril precedida de petición de renuncia del Presidente del Partido que se resolvió con un acuerdo casi unánime para  modificar la mesa en una extraño conciliábulo en tres actos inesperados

La renuncia no imaginada del Presidente saliente en un discurso político de gran emotividad.

El conciliábulo en que participaron “los conocidos de siempre” en una auto-citación pero de un fraterno perfil, respetando la secuencia estatutaria de entregar el cargo presidencial a la ex vicepresidenta elegida democráticamente a comienzo del año pasado. La trama interna es parte del festín de los dioses pero que tuvo el efecto de rehacer la calma y organización del Partido.

La esperanza casi unánime en la  nueva mesa directiva para orientar al Partido desde ya en las tareas pendientes y en la definiciones electorales, pero sobretodo en las declaraciones de fondo, especialmente en el voto que – sin vanidad – correspondió presentar en el marco progresista que hemos defendido siempre. Para ser claros un factor importante es la confianza que ha concitado la Presidenta Nacional y varios miembros de la Mesa directiva.

Las definiciones políticas más importantes las menciono brevemente, en honor al espacio razonable para esta nota.

El partido ratificó su naturaleza fundacional para luchar por los cambios de la sociedad chilena para dar Equidad y Justicia en Libertad y Solidaridad.-

Consecuente con ello mantiene su permanencia en la Nueva Mayoría con la esperanza que se prolongue más allá de este gobierno.

Por lo mismo, comprometimos el apoyo del Programa del actual gobierno en lealtad y crítica sana frente a los errores corregibles.

Ratificamos nuestro mandato ético como marco indispensable para la moral privada de los militantes y las acciones partidarias.

Somos un partido abierto a todos los chilenos y chilenas, pero nuestra vocación histórica son los trabajadores, la juventud, las mujeres como el gran aporte reciente, las Pymes, los pequeños empresarios, los intelectuales de pensamiento Humanista Cristiano, los herederos de la Reforma Agraria y el mundo campesino.

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