La bipolaridad del chileno

La PDI cumplirá 87 años de existencia y lo hará sin ningún tipo de ceremonia, para evitar posibles contagios, según lo informó su Director General, Héctor Espinosa. Sin embargo, celebrará patrullando las calles y velando por la seguridad de todos los chilenos.

Al respecto, cabe reflexionar sobre el papel que ha desempeñado este organismo, a nivel nacional, en tiempos tan difíciles para el país. Sin duda ha sorprendido como se ha destacado en atributos de confianza, por parte de la ciudadanía, una institución cuyo quehacer es siempre discreto y muchas veces invisible para la mayoría.

La crisis social-antisocial originada en octubre pasado y ahora esta pandemia del covid-19 han convulsionado Chile, pero afortunadamente, la ciudadanía ha apuntado a la PDI como un organismo que le da confianza y cuyo desempeño apoya y respeta. Cabe recordar que hace 2 años, la encuesta CADEM la sindicó como la institución más valorada por la opinión pública.

Sin duda, esto ha pasado por el gran profesionalismo con que la PDI ha asumido el desafío, en tiempos en que es indispensable “jugársela” por el orden público, sin vacilaciones.

El trabajo de los representantes del orden jamás ha sido tan difícil como en los últimos tiempos,  en que el “báñenme, pero no me mojen” se ha vuelto una costumbre.

Por lo mismo, conviene tener presente las palabras de su actual Director General en noviembre pasado, en plena convulsión social-delincuencial: “no vamos a aceptar que ninguna personas nos ataque y quedarnos con las manos cruzadas”, dando con ello un claro respaldo a sus funcionarios, en momentos sumamente difíciles.

En ese sentido, y quizás esto sea parte de la “bipolaridad del chileno”, quien exige por una parte orden, pero por otra, desconfía de las entidades que deben imponerlo. Pide casi lo imposible, lo inimaginable: que se enfrente la violencia, que a veces amenaza sus propias vidas, sin infligir ningún daño.

Algo que no se exige a los representantes del orden en ningún país desarrollado, si no acuérdese señor lector del caso de nuestra Selección Nacional de Fútbol Sub 20 en Canadá, año 2007, (país con credenciales impecables en estas materias), a quienes se aplicó electricidad al haber cometido desmanes.

Finalmente, la PDI ha logrado navegar en estas aguas tan turbulentas y aportar, significativamente, a la seguridad nacional y a la política exterior, a través de su Brigada en el ministerio de Relaciones Exteriores y sus Agregados Policiales, razón demás para felicitarla en este nuevo aniversario.

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