La interpelación con el corazón

La sociedad chilena está en el limbo. La sociedad política chilena está en fase terminal. Escuché atentamente durante tres horas la interpelación de la diputada Sabat a la Ministra Javiera Blanco.

Comenzó, papel en mano Sabat con sus preguntas. Pero a medida, que avanzaba el tiempo, las preguntas se hacían repetitivas y cansadoras. Se veía, que cada coma, cada acento, estaba escrito en sus papeles y repetía todo al pié de la letra. Comenzó a notarse sus primeros gestos de nerviosismo y luego de agresividad. Sabat interpelaba y acusaba a la Ministra de mentirosa, encubridora y de saber de fraudes.

La Ministra Blanco, muy tranquila, sin gestos de autoritarismo, contestaba a las preguntas, llamando a trabajar en pos de mejorar el bien común. Aclaró, mostró soltura y conocimiento sobre todo lo que se le interpelaba. Sabat arremetía con una violencia inusitada, porque le repetía una y otra vez frases como “todo Chile espera que Ud. diga la verdad,” Gendarmería entera quiere condiciones mejores, porque usted nada ha hecho “.

La ministra respondía, con cifras y proyectos en mano. Sabat no quería saber. “No mienta ministra, no mienta”. Blanco muy tranquila, aclaraba, visualizaba. ¿No es verdad, ministra, que usted estaba al tanto de fraudes y no hizo nada…” ¿Que sabía de la alta pensión de Miriam Olate? Se le califica de negligente. ¿Que sabía, la cifra de menores muertos y no hizo nada?”

La ministra Blanco replica en uno de los pasajes, “señora diputada, Ud. aprobó, dio su voto para que las pensiones de gendarmería no tuviesen topes”.

Fue un show mediático. De una politiquería de baja calidad. De pandilla organizada. Porque había una barra brava, que hostigaba a la ministra y aplaudía a Sabat.

Finalmente me deja la sensación de una derecha perdida y respuestas claras, con avances al futuro, con medidas que en 30 años no se habían tomado, menos en el gobierno de Piñera, cuyos presupuestos fueron mínimos para Sename, Corporación Judicial y Gendarmería.

La ministra Blanco salió fortalecida. Explicó todo. Todo y no solo eso, no solo explicó, sino que dio alternativas para mejorar. Quiere nivelar la cancha, quiere avances, quiere reformas. Como el propio gobierno.

Y el conjunto de las últimas cosas terribles, que han sucedido, no son malas, son oportunidades, para que el gobierno de Bachelet tome otra bandera. La de igualar el terreno de nuestros niños, de nuestra gente vulnerable. La misión, que se ha propuesto a pesar de toda la oposición de los grupos poderosos.

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