La Moneda en llamas

Sergio Velasco
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“Quien siembra vientos cosecha tempestades”

Célebre frase para los difíciles tiempos de crisis que estamos viviendo desde el 18 de octubre, cuyo comienzo conocemos, pero el alcance y termino aún no somos capaces de dimensionar en toda su peligrosa magnitud.

El gobernante de promesas falsas, lo está sufriendo en carne propia, su ambición desmedida lo llevó a dar vuelta la espalda a quienes creyeron en el copiado eslogan de campaña “vendrán tiempos mejores”,

Muy similar a “la alegría ya viene” la que aún esperan cientos de miles de chilenos y chilenas, después de largos diecisiete años de atroz dictadura militar.

Abraham Lincoln el asesinado Presidente de los EEUU, que abolió la esclavitud en su país, dijo acertadamente, “que uno puede engañar a todo el mundo durante algún tiempo y también se puede engañar a algunos, quizás todo el tiempo, pero es imposible engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

Piñera no puede seguir engañando a todos por segunda vez, ya lo hizo en su primer gobierno, ahora el pueblo molesto le está pasando la cuenta.

Su administración hace agua por todos lados, este buque se hunde en peores condiciones que el célebre “Titanic”, el majestuoso crucero indestructible, que duró la nada misma, sin completar su travesía.

La locomotora echa humo por todos lados contaminando el medio ambiente político nacional, en extremo delicado, cuyas consecuencias irreversibles es un camino pedregoso sin retorno, del cual tenemos una mala experiencia hasta hace no muy poco tiempo.

La subsistencia del Estado de Derecho, se ve peligrosamente diezmado, por hordas de delincuentes, lumpen, narcos y extremistas de ambos lados que tienen en jaque mate al responsable como autoridad electa, de su insustituible rol, garantizar a la población mayoritariamente pacifica, el orden y la seguridad.

El ilegitimo sistema neoliberal que Piñera custodiaba, cual becerro de oro, le explotó en pleno rostro, cada vez más criticado, incluso por quienes le apoyaron incondicionalmente, dadas las enormes injusticias acumuladas por décadas.

Sobre 1.500.000 personas en la capital salieron a protestar, no solo por el alza del Metro. En regiones y provincias las multitudes se hicieron presente en las calles con el mayor cacerolazo de la historia patria.

Ni en dictadura hubo tanta activa participación voluntaria. Su ensordecedor ruido se escuchó desde Arica a Magallanes, retumbando en el Palacio donde tanto se sufre.

Cansados de tanto abuso, rabia acumulada, insoportable indignación y constante humillación, toda la gente, el hombre, la mujer y los jóvenes iniciaron su propia primavera árabe a la chilena.

Esta quedará marcada para siempre, en las ahora desoladas calles, de ciudades inseguras, de templos incendiados, de comercio saqueados, de abusos sexuales brutales, de mutilados jóvenes baleados o ciegos por balines de acero disparados a mansalva.

La locura y el paroxismo a su máxima expresión.

Las víctimas de las violaciones a los DDHH peor aún en democracia son la parte dolorosa del escenario tétrico que nuevamente nos toca vivir. El “nunca más” fue un mero intervalo entre un pasado cruel y un presente vil.

¿Dónde está el Gobernante? En su castillo declarando la guerra a sus súbitos, sin importarle en lo más mínimo el sagrado derecho a la vida de sus compatriotas, consagrado en la Constitución que el juró defender y respetar.

El escrutinio de la conciencia feble del mandatario, lo debe hacer en la soledad de su despacho presidencial. “Ser o no ser” la profunda pregunta de Hamlet de William Shakespeare, para definir de una vez por todas el destino incierto de una nación mutilada,

No queremos que se siga derramando sangre de compatriotas civiles o uniformados, no queremos que sigamos enfrentados los unos con los otros. No queremos que la democracia que tanto nos costó recuperar se desperdicie. No queremos que “el alma de Chile” se vuelva irreconciliable.

No queremos volver a ver la Moneda en llamas, ese macabro cuadro que recorrió al mundo, después de ser bombardeada y saqueada el 11 de septiembre de 1973…¿recuerdan? El día del golpe cívico-militar.

Es hora señor Piñera que aclare sus ideas y tome decisiones.

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