La otra crisis que viene

En los últimos días, hemos visto como toda la atención de los medios, de los distintos actores sociales y políticos, del gobierno y por supuesto de la comunidad, han estado enfocados en el avance de la Pandemia y como ésta afectará la salud de las personas y diversas áreas del funcionamiento de nuestra sociedad.

Sin embargo, hay un aspecto de la crisis que a pesar de ser mencionada una y otra vez por el conjunto de los alcaldes y alcaldesas de Chile, no logra permear a las autoridades centrales y hace prever que en pocos meses, sino en semanas, asistiremos a una crisis profunda de todos los municipios de Chile, que como se dice, son el lugar de mayor cercanía entre el Estado y la ciudadanía, donde además, los sectores populares más vulnerables buscan resolver gran parte de sus urgencias, dolores y angustias, entre las que destacan, sobre todo en estos tiempos, las de salud.

Esta inminente crisis tiene que ver con la significativa baja en los ingresos municipales que se viene dando desde el inicio del estallido social y que se ha agudizado notablemente desde la llegada del COVID-19 a nuestro país, la que se manifestara con mayor crudeza en los meses que vienen, de la mano del avance de la crisis sanitaria y económica que afectara a nuestra sociedad.

Solo para ejemplificar lo escrito, en Recoleta, en lo que va del año, hemos recibido un 60% menos de lo proyectado, en lo que a ingresos operacionales se refiere, producto de la baja general de la actividad económica y de la atención de público, que ha derivado de la situación actual.

A esto se suman varias medidas tomadas por el Gobierno para paliar la crisis de nuestros vecinos y vecinas, lo que nos parece adecuado, pero que lamentablemente no han considerado el impacto de las mismas en los ingresos municipales y en el casi seguro debilitamiento de los servicios municipales que esto implicará en los meses venideros.

En lo que respecta a los Ingresos por permisos de circulación, hemos sufrido una baja cercana a 70% de lo proyectado a lo que se suma, en la mayoría de los municipios, una baja significativa en los ingresos por patentes comerciales, lo que podría agudizarse en el segundo semestre, por efectos de la evidente baja en la actividad económica que se comienza a evidenciar. 

Y como si lo mencionado fuera poco, algo similar pasará con el Fondo Común Municipal, el que lejos de mostrar un fortalecimiento, como se venía prometiendo, por parte del gobierno central, se verá fuertemente menguado por los mismos efectos antes descritos.

Lo mismo ha sucedido en los departamentos municipales de salud y educación, los que han visto mermados sus ingresos, en un porcentaje importante, a pesar de que los gastos operacionales se mantienen casi inalterados.

Esto se ha debido a una disminución de la subvención por parte del ministerio de Educación y a un retraso significativo de los convenios de Salud, y por tanto de los recursos que de ellos dependen, lo que se viene dando incluso desde antes de la crisis actual.

En este contexto además, todos los municipios hemos debido hacer uso de recursos no contemplados en nuestros presupuestos originales, que fueron aprobados en diciembre del año pasado, en el combate contra la pandemia y todo indica que lo deberemos seguir haciendo en los meses venideros, incluso en mayor cuantía, para intentar responder a la crisis que se avecina, manteniendo los servicios que ofrecemos y de los cuales dependen los sectores más vulnerables de nuestros territorios.

Ahora bien, escuchando los anuncios presidenciales, en ninguno de ellos se ha planteado el tema financiero de los municipios, a pesar de que todos los anuncios impactan de una u otra manera los nuestros ingresos, y los escasos recursos adicionales que se han comprometido, vienen con gasto definido, lo que nos hace prever un aumento significativo de los déficits y las deudas municipales y la posibilidad de caer en cesación de pagos, tanto de los gastos operacionales como de los grandes contratos, entre los que destacan los de retiro y disposición final de la basura, la mantención de Alumbrado Público y los servicios de Agua y Electricidad, lo que podría llevarnos a crisis sanitarias y de seguridad de consecuencias imprevisibles.

Para colmo, la proyección en el segundo semestre no es mejor, ya que los efectos más severos aún están por llegar y se prevé la quiebra de más de alguna unidad productiva y una importante pérdida de empleos, los que seguramente tardaran meses en volver a recuperarse.

En este contexto, quedarán en el la historia las promesas iniciales del gobierno de aumentar los recursos para los municipios y si el Gobierno Central no nos incorpora rápidamente en el marco de sus preocupaciones, muchos municipios de Chile enfrentaremos una situación de la cual será casi imposible reponerse.

Aún estamos a tiempo.

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