La política sin principios

Hablar de crisis o desconfianzas en nuestro país no es un tema nuevo, y es que lamentablemente algunos de nuestros máximos representantes se han visto envueltos en una serie de hechos que han puesto en duda su reputación y la de quienes están insertos en el mundo político y empresarial, puesto que para muchos, ellos no están velando por los intereses de la mayoría si no que por su propio bienestar y por el de quienes se encuentran en las cúpulas del poder.

Este escenario, avecinado hace algunos años por Radomiro Tomic,  nos revela una crisis que se viene arrastrando hace un buen tiempo, y lamentablemente, las cosas parecen no mejorar, pues cada semana nos enteramos de algo nuevo, cada semana se “destapan” situaciones que acentúan el escepticismo en torno a la política.

Este año las cosas cambian, hay elecciones, un proceso en el que muchos mostrarán su mejor y peor cara, pues aunque algunos lo nieguen, el camino hacia el sillón de La Moneda no es un proceso carente de “zancadillas” entre candidatos.

Pero más allá de que algunos prometan un cambio rotundo en el país e indiquen que bajo sus respectivos mandatos la situación será diferente, creo que TODOS los actores deben hacer un trabajo previo que radique en recuperar los principales principios de la política.

Puede cambiar nuestra máxima autoridad, pero hay un denominador común en cada Gobierno y que está lejos de cambiar: la concentración económica.

Hablan de erradicar la pobreza, de disminuir los índices de delincuencia, de trabajar por la equidad de género, pero a mi parecer, la génesis de muchos de los problemas que hemos visto nace de la gran concentración que existe en nuestro país.

Recuerdo que hace algunos años un destacado economista avecinaba que esta realidad traería grandes consecuencias para Chile en el ámbito económico y se  generarían efectos colaterales en el sector político y social.

Los poderes dominantes son quienes tienen al país desde “las riendas”, puesto que todo pareciera moverse en torno a sus intereses y sus ideologías. Desde las nuevas leyes hasta la información que vemos en los medios,  ya que es evidente reconocer que hoy la política no se está haciendo solo en el Congreso, también se construye desde los medios, pues estos están al servicio del porcentaje más rico de nuestro país.

Con esto no pretendo desmerecer a quienes pertenecen al mundo político y empresarial, pues hay quienes han hecho una gran labor desde sus cargos logrando cambios significativos, pero creo que se debe recuperar el real sentido de vocación de quienes ocupan cargos públicos.

Todos tenemos aptitudes y gustos diferentes, sólo debemos emplearlos para los fines que correspondan.

El ex PresidenteuUruguayo, Pepe Mujica, era muy certero al indicar que “al tipo que le guste la plata hay que correrlo de la política. Debe trabajar en el comercio, en la industria, donde se multipliquen las riquezas, en la aventura del riesgo empresarial, pero no en la política”.

Y tiene toda la razón.

Aunque a algunos no les parezca correcto, creo que estos dos mundos deben trabajar juntos pero no deben perseguir los mismos fines, cada uno tiene su propia naturaleza, y quizás estar insertos en un sector que no les corresponde hace que cometan errores que terminan por perjudicar a todo un país.

Quizás la rabia de muchos es que pese a los grandes casos de corrupción que hemos visto, las sanciones han sido blandas, pues el castigo social parece imponerse por sobre el legal al no tomar medidas más drásticas ante estas situaciones, si esto cambiara quizás algunos “pensarían dos veces las cosas” antes de llevarlas a cabo.

Si hacemos una analogía con respecto a las sanciones que se aplican para aquellos deportistas de alto rendimiento que arrojan un “doping” positivo en sus exámenes, nos encontramos con una situación bastante diferente, pues en este mundo, esto se considera una traición a la lealtad deportiva, por lo que algunas destacadas figuras han sido condenadas a prisión, se les han quitado sus títulos o simplemente han sido marginados de sus prácticas.

En nuestro país hemos sido testigos de cosas peores, y pese a que se han cometidos actos altamente condenables, pareciese ser que los involucrados son intocables y que no les importa actuar de ese modo, dañando así, la imagen del sector al que representan.

Para terminar quisiera compartir con los lectores de este escrito la siguiente cita de Gandhi, quien al ser consultado sobre cuáles son los factores que destruyen al ser humano respondió.

La Política sin principios, 
El Placer sin compromiso, 
La Riqueza sin trabajo, 
La Sabiduría sin carácter, 
Los Negocios sin moral, 
La Ciencia sin humanidad 
y la Oración sin caridad.

Muchos de estos puntos reflejan a la perfección la realidad de nuestro país, pero lo importante, es que siempre hay una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor.

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